En la ceremonia de posesión de seis ministros y la gobernadora del Guayas, el presidente, al posesionar al nuevo ministro de Defensa, dijo que la prioridad de las Fuerzas Armadas será el combate al crimen organizado. Afirmó que “no puede haber una lucha exitosa contra el crimen sin la participación de las Fuerzas Armadas”.

Este tema ya se ha discutido antes, ya que la Constitución distingue claramente las funciones de las Fuerzas Armadas y de la Policía, atribuyéndole a esta la misión de “atender la seguridad ciudadana y el orden público, y proteger el libre ejercicio de los derechos y la seguridad de las personas dentro del territorio nacional”. La de las Fuerzas Armadas es “la defensa de la soberanía y de la integridad territorial”.

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Antes de poner en práctica esta decisión habrá que preguntarse ¿por cuánto tiempo será?, ¿cómo se delimitará el ámbito de sus funciones?, ¿cómo se evitarán las interferencias?, ¿los militares están preparados para una tarea que se desarrollará entre civiles?, ¿quién hará el trabajo de inteligencia?, ¿hay que tomar en cuenta la opinión de los militares retirados que hace poco pedían que no se distrajera de sus funciones a las Fuerzas Armadas?