Sabino Gualinga recorre el jardín como lo haría un chiquillo. Tiene 90 años, pero toca todo lo que ve, no se cansa nunca y, por supuesto, se sienta sobre la tierra. Dice que cuando muera se irá a vivir “allá arriba”. No se refiere al cielo del cristianismo. Se refiere al árbol al que van todos los chamanes.