Existen muchos proyectos técnicos que duermen en archivos de instituciones estatales relacionadas con la planificación y ejecución de obras para el desarrollo agropecuario, ejecutados por empresas internacionales y nacionales con costos elevados; y, lo peor, sin provecho alguno.
Lamentablemente, el actual presidente de la República, a quien con todo respeto aplaudo muchas de sus decisiones en inversión para el desarrollo del país, está en mora con la agricultura; igual que los mandantes de los últimos cincuenta años, que utilizaron al sector agropecuario como alcahuetería de sus sueños, con la diferencia de que el actual mandatario posee un nivel académico que ninguno de sus antecesores tuvo; por lo tanto, él debe dirigir ya ese profundo conocimiento al sector agropecuario. Si tuvo que elegir por compromisos o política a seudotécnicos teóricos con experiencias negativas en las empresas que dirigieron, o a empresarios agrícolas con poca visión nacional de la problemática agrícola, o peor aún a encorbatados que no les importan los intereses de los verdaderos agricultores; para minimizar los daños por los inviernos alterados y por el daño mundial al sistema climatológico, debe curar en salud. Esto es, ejecutar en el verano el desazolve y profundización de los ríos, esteros y canales conductores de grandes caudales que se embancaron por el olvido de los responsables nacionales, provinciales o cantonales, y específicamente los que dirigen las instituciones que tienen relación con el uso del agua.
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De las ingentes inversiones que hacen con las medidas de emergencia, más de la mitad se diluirán del paso de mano en mano. Deben hacer algo por esa pobre gente que está sin techo y alimentos.
Están claramente identificados, a nivel de Costa, los ríos que se desbordan y los sitios donde se repite esto anualmente. La precipitación que está ocurriendo en este invierno no es nada del otro mundo, todavía a la fecha le falta un 40% de lo sucedido en los años sesenta a ochenta, donde no había las desgracias que hoy lamentamos. Por tanto, señores del Gobierno, y en especial usted, señor presidente, designe un ministro de la cartera de Agricultura profesional del área, con antecedentes académicos como el suyo; esto es con un filosófico y profundo conocimiento de los procesos agrícolas, con una experiencia en la empresa privada agrícola exitosa, y con los pantalones bien puestos.
Vicente Napoleón Luzardo Párraga,
ingeniero agrónomo, Guayaquil
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