EFE
SANTIAGO.- Una amplia ola de repudio se extendió ayer en Chile tras la muerte de Daniel Zamudio, 25 días después de ser agredido brutalmente en un parque de Santiago por un grupo de presuntos neonazis, por ser homosexual.
Según los médicos que lo atendieron, sus agresores le arrancaron parte de una oreja, le marcaron el cuerpo con esvásticas, le dejaron caer varias veces una gran piedra sobre el estómago y las piernas, y le fracturaron una de ellas.
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En un mensaje enviado por Twitter desde Japón, actual escala de una gira asiática, el presidente Sebastián Piñera se solidarizó con la familia de la víctima y aseguró que los responsables serán castigados.
En una declaración pública, la sección chilena de Amnistía Internacional (AI) sostuvo que "muchas personas como él sufren día a día actos discriminatorios que no les permiten disfrutar una vida libre, digna e igualitaria".
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Sobre esa base, AI manifiesta su esperanza de que "tras sucesos tan aberrantes como este", la discusión de la llamada Ley Antidiscriminación, que está pendiente en el Congreso chileno, "se haga más expedita".
Demandó además que en dicho proyecto, que ha sido objeto de diversas indicaciones que limitan sus alcances por parte de sectores conservadores, "deje de cuestionarse la inclusión de la orientación sexual y la identidad de género entre las categorías protegidas", según indicó Ana Piquer, directora ejecutiva de AI-Chile.
En tanto, el fiscal nacional, Sabas Chahuán, señaló que los cuatro sospechosos imputados por la agresión contra Zamudio serán acusados además por el delito de homicidio calificado consumado, que podría llevarles a una condena de 40 años efectivos de prisión.
La agresión a Daniel Zamudio, de 24 años, ocurrida el pasado 3 de marzo, ha avivado el debate sobre la homofobia en el país, donde el caso puede marcar un punto de inflexión hacia la tolerancia.
El joven será sepultado mañana, después de un acto que se espera multitudinario.