¿Por qué recién cuatro años después de que se declaró como política de estado la erradicación de la violencia contra la mujer se realiza esta encuesta?
Esta demanda estaba desde antes por una ausencia de datos brutal. Pero esto había que trabajarlo bien. México recién lo hizo hace dos años. Con esto te quiero decir que los estados siguen siendo indiferentes ante este tipo de temas.

El director del INEC, Byron Villacís, dice que el resultado de esta encuesta estaría subestimado, por lo que el índice sería mucho más alto.
Cuando verificamos los resultados comentábamos cómo puede asumirse como normal la violencia de género entre las mismas entrevistadas. Hay un dato escalofriante. De las que ya declararon que sufren violencia de parte de sus parejas, un 46,5% da como razón para no separarse (del agresor) que los problemas no son tan graves. Esto quiere decir que no le dan la importancia que debe tener. Otro porcentaje, un 40,4%, dice que quiere y necesita a la pareja que le agrede.

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En la encuesta no se observa una cuantificación sobre qué porcentajes de mujeres han denunciado su caso...
Sí, esta (lo presentado) es solo la punta del iceberg de toda la información que tenemos. Obviamente que hemos realizado esa pregunta. Incluso hemos indagado de dónde ha afrontado la violencia, qué persona fue el actor. Esa información viene después, la estamos procesando.

¿Qué le falta a la política pública para conseguir una reducción del problema?
Hay una parte que tiene que ver con la prevención y la capacitación de quienes atienden a estas mujeres. Hay servicios que cuando llega una adolescente violada le ponen a rezar y a purificarse. La responsabilidad siempre socialmente recae sobre las mujeres. Hay autoridades y jueces que aún ponen la duda sobre la víctima de violación sexual. ¿Cómo estaba vestida?, ¿por qué saliste a esa hora?, les preguntan. Yo quiero conocer a quien no ha sufrido violencia de género por el hecho de ser mujer. En mi vida no he conocido a ninguna.

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Según estos resultados, la campaña “El machismo es violencia” no habría sido tan efectiva...
Esa campaña apunta a la transformación de patrones y tuvo una gran aceptación en adolescentes y jóvenes, pero a los adultos no les gusta. Esa campaña fue dirigida a los más jóvenes. Obviamente esa campaña debería multiplicarse por mil.

¿Por qué provincias como Manabí y Guayas, que se caracterizan por patrones culturales machistas, ocupan los últimos lugares según el porcentaje de mujeres que reconocen haber vivido algún tipo de violencia?
Tuvimos que trabajar mucho con el INEC porque la tendencia al leer la estadística es decir acá hay más y allá menos. En la gráfica que nos muestra la prevalencia de la violencia por provincia, allí no sirve decir Morona Santiago tiene más. Ahora sirve mirar la media porque tiene relación con la cantidad de población. Acá lo que nos deja extasiados es cómo atraviesa edades, condición económica, niveles educativos.