AGENCIAS
TOKIO.- Un año después de que el terremoto de magnitud 9 desatara un gigantesco tsunami que barrió el noreste de Japón, dejó unas 20.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, y provocó la peor crisis nuclear desde Chernóbil, unos 326.000 japoneses siguen sin hogar, cientos de kilómetros de costa están desamparados, la reconstrucción avanza lenta y en las comunidades afectadas asoman nuevos problemas como el desempleo y la soledad.