Desde las 07:30 empezaron a llegar los estudiantes de las tres universidades de Guayaquil que fueron calificadas en el 2009 con categoría E, por el entonces Conea, para rendir dos pruebas (general y de conocimientos específicos) en las universidades politécnicas de la Espol de Las Peñas y Salesiana, recintos designados por el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (Ceaaces).

A las 07:45 acudió Flor Carrillo a la Espol de Las Peñas. Ella cursa el quinto año de Psicología en la Universidad Cristiana Latinoamericana. Esperó sentada en un bar por unos quince minutos antes de subir a la terraza sur, uno de los dos pabellones donde se tomaron los exámenes.

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“Ahora estoy tranquila, no sé si en la evaluación me ponga tensa, espero que no”, señaló Carrillo, de 40 años.

Al subir, decenas de estudiantes ya hacían filas con sus cédulas en mano para ingresar a las aulas. Eran trece salones en dos edificios con 40 alumnos cada una, es decir, constaban en la lista 520 universitarios.

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En una de las filas de uno de los salones estaba Milton Vélez, quien cursa la carrera de Comercio Exterior en la Unidad Tecnológica Empresarial de Guayaquil (UTEG).

Él afirmó sentirse perjudicado con estas pruebas debido a que tenía previsto un viaje al exterior y tuvo que cancelarlo por asistir a estos exámenes.

En tanto, a las 08:40, en la Universidad Salesiana, ubicada en Robles 107 y Chambers, los últimos estudiantes llegaban presurosos. Entre ellos, Gustavo Yuquilima, quien estudia Ingeniería Comercial en la UTEG. “Estoy tranquilo, son procesos necesarios que debemos cumplir para que las universidades den un mejor servicio”, expresó y agregó que discrepa la categoría de su universidad. “Este sería mi tercer título, he estudiado en la Espol y la Estatal, ahora en la UTEG y esta no está mal”.

Tras la verificación de sus datos, se lo ubicó en un pupitre que ya estaba reservado con su nombre. Aquí solo se habilitó una aula para 25 alumnos.

A las 09:00 ingresó el delegado de la Ceaaces, les explicó el proceso y procedió a entregarles un lápiz, borrador y un sacapuntas. Posteriormente se les dio un folleto y una hoja para poner las respuestas.

Doce minutos después se iniciaron las pruebas. Cada una tuvo una duración máxima de dos horas.