Freddy Macas
PONCE ENRÍQUEZ, Azuay.- Una nueva desgracia minera se registró ayer, con un saldo de cinco muertos y diez intoxicados. En esta ocasión, el escenario de muerte fue la mina de la Sociedad Minera Sominur, ubicada en el sitio La Cascada, dentro del distrito minero Bella Rica del cantón Camilo Ponce Enríquez, provincia del Azuay.
El accidente se dio a eso de las 08:00 de ayer y las muertes fueron por inhalación de gases tóxicos. Los sobrevivientes fueron trasladados a casas asistenciales de Machala y El Guabo, ciudades orenses más cercanas al sitio de la desgracia.
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Según los encargados de los trabajos, la noche del martes realizaron una detonación con dinamita en el interior de la mina y ayer en la mañana retornaron las cuadrillas de obreros para retirar los escombros.
"Un grupo de cuatro trabajadores ingresaron cerca de las siete de la mañana y son los que fallecieron primero; luego ingresa otro grupo, de los cuales fallece uno y diez logran salir asfixiados y con poco oxígeno", señaló ayer, pasado el mediodía, un bombero que trabajó en el rescate al interior de la mina.
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Un obrero relató que quienes se salvaron lograron salir por sus propios medios. Sus compañeros que se hallaban en la parte exterior se preocuparon cuando a eso de las 08:30 la mina estaba en silencio. Minutos después alcanzaron a divisar a un obrero que salía agonizante, casi arrastrándose. Él relató que dentro de la mina había muertos. Luego, poco a poco, salieron los otro nueve sobrevivientes, también agonizantes.
Antonio Córdova Tandazo, Byron Huanca, Franklin Córdova, Juan Sánchez y Juan Antonio Calle son las nuevas víctimas de la actividad minera, que año a año cobra en promedio mínimo de diez vidas, sobre todo en las zonas de actividad de El Oro y Azuay. En la mayoría de estos casos se producen por fallas en los sistemas de seguridad interna.
La mina de Sominur se halla en una cerro y cuenta con un solo acceso. Algunos trabajadores, bajo la condición de proteger sus identidades, indicaron que los trabajos habían empezado hace pocos días y que no contaban con un sistema de ventilación. Eso dificultaba el trabajo de los obreros que por varias ocasiones ya estaban en riesgo, pero no sucedió ninguna desgracia hasta ayer, señaló uno de los empleados.
Horas después de la tragedia llegaron algunos parientes de las víctimas. Ángel Calle, familiar de Juan Antonio Calle, contó que vivió momentos desesperantes cuando se enteraron de la desgracia. "Nos dijeron que todos estaban muertos y estoy triste porque Juan se dedicaba siempre a los trabajos mineros", relató.
Una señora que dijo reconocer a uno de los fallecidos en la morgue afirmó: "Hace unos cinco meses llegó el muchacho a trabajar en las minas y vivía en mi casa. Es un pena que haya ocurrido esta desgracia".
Las desgracias mineras se repiten con frecuencia. En la zona, en noviembre del 2007 fallecieron siete mineros y 35 resultaron heridos tras la explosión de un depósito de dinamita en un yacimiento de oro.
Mientras en Portovelo y Zaruma, zonas mineras de El Oro, los accidentes se repiten. En el 2010 y 2011 hubo casi una decena de víctimas.