¿Qué opina de la entrega del sable de Eloy Alfaro y el del compañero de este, Pedro Montero, al presidente Rafael Correa?
Esta es una decisión inconsulta de Rosa Mireya Cárdenas, en ningún momento ella conversó con el colectivo de AVC, que éramos los que debíamos haber tomado una decisión. Habría que certificar si son las originales. En caso de serlo, el país requiere una explicación de dónde aparecieron, estaban desaparecidas desde 1985, 1986. El país necesita saber por qué aparecen ahora. Tengo entendido que hace meses alguien las entregó.
¿Esas espadas robadas iban a devolverse alguna vez?
Había un acuerdo tácito de si se devolverían al pueblo ecuatoriano, que es su legítimo dueño y guardián, únicamente, cuando se consiguieran las transformaciones básicas por las cuales nosotros nos levantamos en armas y eso no está ocurriendo con el actual Gobierno. Es más, ni siquiera se han tocado algunos puntos centrales de lo que fue el ideario no solo alfarista, sino de Alfaro Vive Carajo, de manera que no hay justificativo para que esas espadas hayan sido devueltas y mucho menos a un gobierno, porque eso debió haberse entregado al pueblo.
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¿Nunca supieron en donde pudieron haber estado esas espadas?
Nadie sabía. Yo recuerdo haber tenido idea hasta el año 84, pero fui detenido y permanecí preso cinco años. Durante estos años no supe por qué no tenía contacto con los compañeros. En el 86 murió Arturo Jarrín y en principio él era el último que pudo haber sabido. Las espadas estaban extraviadas, nadie sabía exactamente en donde estaba, se especulaba, se sospechaba, habría que preguntar ¿cómo así aparecen ahora? Hay versiones extrañas de que se las encontró en un techo en Guayaquil, pero eso no es cierto, debe esclarecerse.
Si se comprueba la autenticidad ¿cuál debería ser el destino del sable y espada?
No estoy de acuerdo en que se hayan devuelto, no puedo sugerir qué hacer con ellas.