En una emisora de Guayaquil unos locutores informaban del hundimiento del barco en Italia y hacían una especie de “teatrillo” noticioso burlándose torpemente con quejidos, lloriqueos, jadeos y risitas; narrando cómo los ancianos, niños, gente, capitán, corrían alarmados.
Qué falta de humanismo ante la tragedia de muerte y angustia. Se ve que esos locutores no tuvieron a un hijo, mujer o madre en esas circunstancias.
Gilda de Ávila,
Guayaquil