La soberanía reside en el pueblo, y el pueblo es la máxima autoridad o poder estatal cuya voluntad soberana en todo tiempo y lugar puede cambiar por encima de los periodos y normas legales, a cualquier gobernante del mundo que irrespete los derechos y libertades humanas de sus gobernados.

La revista Time, de Nueva York, designó el mes pasado al movimiento social Los Indignados, el Personaje del año 2011, como homenaje a la acción colectiva del movimiento 15-M, iniciado en Madrid, España, que presionó y obtuvo el cambio de Rodríguez Zapatero mediante elecciones anticipadas efectuadas el 20 de noviembre. En la portada de diciembre, Time declaró a The Protester (Los Indignados) como el personaje político social que ha convulsionado al mundo por su firme actitud de protesta contra el desgobierno, la crisis financiera, las desigualdades, el atropello a los derechos y libertades humanas, la corrupción y la ausencia de una democracia real. Acciones que rebasaron las fronteras y contagiaron a ciudadanos de otros continentes para exigir cambios y renuncias de gobernantes, como alternativas que aseguren la gobernabilidad, el bienestar y la felicidad de los habitantes. (Google. 16. 12. 11). A través de las redes sociales también se anunció que “el Parlamento Europeo ha reconocido hoy el papel de los indignados de la Primavera Árabe, con la entrega del Premio Sarajov 2011, a la Libertad de Conciencia; a título póstumo, a Mohamed Bouazazi, joven tunecino que se quemó a lo bonzo y cuyo sacrificio fue el germen de la revolución que tumbó al régimen del dictador Ben Alí”. Igual se galardonó a la activista del Movimiento Juvenil 6 de Abril, Asmaa Mahfouz; al libio Ahmed al Zubair Ahmed al Sanusi, 31 años, preso en las cárceles de Gadafi; a los opositores sirios Razan Zaitouneh y al caricaturista Ali Farzat.

La verdadera democracia participativa no es una mera declaración constitucional que instrumenta los deseos gubernamentales para captar todos los poderes del Estado mediante mecanismos impugnados por la colectividad. La democracia participativa es una fuerza incontenible que aglutina a ciudadanos de todos los sectores y condiciones sociales sin filiación partidista que, indignados, provocan un alzamiento o insurrección pacífica contra el desgobierno, el irrespeto a los derechos y libertades, el coartar la libertad de expresión, los ataques a la dignidad humana; para exigir inclaudicablemente cambios y relevos inmediatos en la conducción del gobierno mediante elecciones anticipadas, inspirados en el francés Stéphane Hessel, autor del libro Indignados. La rebelión contra la tiranía y la opresión es un recurso humano. A nadie se le puede intimidar para evitar que se indigne por conductas gubernamentales de mandatarios o representantes que por concentrar en sus manos todos los poderes del Estado, diaria y permanentemente mutilan los derechos y libertades de sus gobernados, y crean mecanismos de represión como la autocensura. La conducta gubernamental se evidencia cada día con el respeto y la garantía real y efectiva de los derechos humanos. Desde la Declaración de Derechos de Virginia, 1776, se proclama que el pueblo tiene derecho a reformar, abolir e instituir nuevos gobiernos si no generan seguridad y felicidad; “que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando una forma de gobierno se vuelva destructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a reformarla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus cimientos en dichos principios, y que organice sus poderes, en forma tal que a ellos les parezca más probable que genere su seguridad y felicidad”. Y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, 1789, establece entre los derechos naturales e imprescriptibles: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.

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¡La rebelión contra la tiranía y la opresión, es un recurso humano!

Franklin Moreno Quezada,
doctor en jurisprudencia, Guayaquil