AP-AFP
BUENOS AIRES.- Un archivo con 130 fotografías originales de cuerpos con signos de tortura hallados en la costa uruguaya en la década de 1970 fue entregado el jueves por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la Justicia argentina.
El material es considerado una prueba clave para probar la existencia de los llamados "vuelos de la muerte" durante la última dictadura militar en Argentina.
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El secretario ejecutivo de la CIDH, Santiago Canton, entregó la documentación, que también incluye informes forenses y de inteligencia y mapas, al juez federal Sergio Torres, quien investiga los crímenes de lesa humanidad en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro de detención y torturas durante el régimen (1976-1983).
Según la denuncia de organismos de derechos humanos, desde la ESMA -en un predio en el norte de la capital a pocos kilómetros de la costa-- partían los vuelos con detenidos a bordo, a los cuales se les inyectaba pentotal para dormirlos y luego se los arrojaba al Río de la Plata o al océano Atlántico.
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"Este aporte es inédito para la causa, no existe material de esta clase. Las únicas pruebas eran testimoniales. Esto tiene un valor enorme por la inmediatez que tiene esta documentación con la fecha de los hechos", destacó Canton en diálogo telefónico con AP, aunque sin precisar quien entregó el material.
Las imágenes muestran cuerpos cuyas manos y piernas fueron atadas con sogas armadas con tiras de persianas. En varias se observan las marcas de las picanas eléctricas en la piel.
Lo que permite precisar que son desparecidos argentinos es que vestían ropas de marcas locales, portaban dinero y documentos de su país. También una serie de mapas que señalan el lugar donde fueron encontrados los cuerpos -la mayoría en las costas de Colonia y Montevideo- y otro de las corrientes que los habrían arrastrado y de la zona donde habrían sido arrojados.
Se desconoce el destino que tuvieron los cuerpos.
El material habría sido robado por un ex marino uruguayo que desertó de la fuerza y lo difundió a comienzos de la década de 1980. En ese entonces, la justicia recién comenzaba a investigar las denuncias de sobrevivientes de la dictadura.
Un primer tramo de la llamada "megacausa ESMA" llegó a juicio y fueron condenados a cadena perpetua el ex marino Alfredo Astiz, uno de los más feroces represores, y otra docena de ex miembros de las Fuerzas Armadas por 85 delitos de privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidios cometidos en ese centro clandestino.
En la ESMA estuvieron detenidos 5.000 disidentes, de los cuales sobrevivieron menos de la mitad.
La dictadura militar dejó un saldo de 30.000 desaparecidos, según organismos de derechos humanos. La cifra oficial los reduce a 13.000.