A cien metros de la entrada del barrio Cristo Rey de la parroquia 11 de Noviembre, en Latacunga, está la casa de la familia Herrera Fabara. Ahí se velan los cuerpos de Camila Beatriz Fabara Calvopiña, de 71; y de su hija Dolores Dalila Herrera Fabara, de 42 años, muertas con cuchillo el pasado domingo al parecer en un atraco a la casa.

Gloria Herrera, hija y hermana de las fallecidas, no encuentra consuelo por la partida de ellas. Cuenta que su madre vivió todo el tiempo sola y nunca le pasó nada, por eso cree que quien les hizo daño sabía que estaba con su hermana Dolores, quien vivía en España y seguro querían asaltar a ella, pues hace cuatro años –cuando estuvo de visita– y tenía listas las maletas, salieron a una reunión y al regresar le habían sustraído todo. Cree que esa misma persona regresó a robar y al ver que no tenían nada decidió matarlas.

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Al momento del crimen las dos mujeres estaban con una pequeña de 7 años, hija de Dolores, quien también recibió una herida a la altura del pecho, pero fue superficial y no le causó la muerte. La pequeña contó a su tía que decidió hacerse la muerta y por miedo permaneció así hasta que las hallaron el pasado martes, pese a que el doble crimen fue el domingo.

La niña estuvo todo el tiempo a lado de su madre y abuela; y solo salió cuando la empleada de la casa que iba los martes ingresó a hacer la limpieza. Hoy está con sus familiares a la espera de su padre y hermano que –se conoció– llegarían esta noche de España para asistir al sepelio que se hará mañana, mientras tanto esperan que la Policía le dé protección pues es la única testigo del hecho.

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Gloria Herrera, cuenta que la última vez que habló con su madre y hermana fue el pasado domingo en la noche. Ahí quedaron de acuerdo que ella iría de Ambato –donde vive– a Latacunga el martes, para llevar a su mamá a su casa a pasar toda la semana con ella; sin embargo luego de ese día domingo, pese a que llamaba al celular y convencional, no le contestaban.

Por eso empezó a preocuparse aunque sabía que en ocasiones ellas salían a visitar a otras personas, pero su sorpresa fue grande el martes cuando llegó y vio carros de la Policía fuera de la casa de su madre. Ahí recién se enteró de lo sucedido, apenas vio a su sobrina la abrazó y la llevó a un médico para que suture sus heridas en el pecho.

Dolores Herrera vivía desde hace algunos años en España, con su esposo, oriundo de Guayaquil. Juntos pensaban regresar al Ecuador después de jubilarse, su familia se componía de tres hijos uno de 23, otra de 20 y la pequeña niña que fue testigo del hecho; mientras que Beatriz Fabara era viuda y tenía 6 hijos, vivía sola y se dedicaba al cuidado de sus animales, además siempre estaba de visita en las casas de sus hijos que viven en Ambato y Lago Agrio.

Los familiares piden que se esclarezca el crimen, y se dé con el paradero del asesino. “No les van a devolver la vida, pero por lo menos que se haga justicia”, dijo Gloria, quien además pide al Gobierno que mejore la seguridad, pues crímenes de esa naturaleza no solo se ven en sectores conflictivos, sino también en parroquias donde siempre ha habido paz como la 11 de Noviembre en Latacunga.

Luego de los actos fúnebres, los vecinos piensan reunirse para exigir más seguridad.

Tras el hecho: Según la empreada
Testigo
Cuando la empleada llegó a la casa y realizaba actividades en la planta baja de la casa se le acercó la niña, hija de Dalila Herrera, y le habría dicho: “No estoy asustada por usted sino por los ladrones que mataron a mi mamita”.

Auxilio
Tras hallar los cuerpos pidió auxilio a vecinos del sector.