Si los maestros y los padres de familia trabajaran en un solo equipo apoyados por la sociedad y las autoridades respectivas para enseñar a los niños, jóvenes, adultos, que respeten a la patria desde pequeños; se estimularía el amor a su tierra natal, a sus símbolos sagrados, uno de estos es el Escudo Nacional que se recordó su día el 31 de octubre.
Todos los años el 31 de octubre debería ser un día para festejar con bombos y platillos al Escudo ecuatoriano por ser único en el mundo, que brilla por los colores de su bandera: amarillo, azul y rojo, que lucen desplegados. Las ramas de laurel y olivo envuelven el óvalo que descansa sobre un haz de armas, testigos de las luchas cotidianas por la defensa del territorio nacional. El cóndor mensajero nacido en los Andes se posa orgulloso en la parte superior del Escudo, con sus alas abiertas desafiante, como diciendo yo soy el ave más grande honrosamente ecuatoriano. Y dentro del Escudo, el nevado Chimborazo está presente para que observen su grandeza, donde el general Simón Bolívar escribió su Delirio, ahí están sus nieves donde nacen sus deshielos y las primeras gotas de agua que en forma increíble se agrandan en el camino para formar ríos, que rompen las cordilleras, riegan los valles dejando los campos verdes, y siguen su camino de pueblo en pueblo entregando agua a muchos huertos, y al fin llegan al gran Guayas; el río donde barcos espléndidos circulan transportando turistas que recorren el malecón, el estero, el canal de Jambelí. En el Escudo no puede faltar la franja especial dedicada a los signos del zodiaco representando a Aries, Tauro, Géminis y Cáncer, para otros indica la primavera donde las plantas florecidas se confunden con el aletear de miles de aves que trinan. Tengo un Escudo tan bello y sagrado al que me enseñaron desde la infancia a respetar. Viva el Escudo del Ecuador. Rescatemos los valores cívicos que se pierden poco a poco como se pierde la cultura de los pueblos. Coloquemos el Escudo en las puertas del Congreso Nacional, de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; de los ministerios, tribunales, municipios, oficinas públicas y planteles educativos.
Roosevelt Barros Morales,
Guayaquil