No parece fácil que Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato socialista al gobierno de España, se convierta el 20 de noviembre en el sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero. Las encuestas le otorgan a su rival, el líder del conservador Partido Popular, Mariano Rajoy, una ventaja de más de quince puntos. La profunda crisis que arrastra el país europeo, con una cifra de desempleados que puede sobrepasar el umbral de los cinco millones en el 2012, es un lastre difícil de eludir. Pérez Rubalcaba (Cantabria, 1951) ya acumula en su despacho algunos libros para emprender un retiro literario si no se produce un vuelco electoral. El exministro del Interior hojea las obras antes de iniciar esta entrevista con corresponsales de los diarios más influyentes de América Latina, entre ellos EL UNIVERSO.
¿Cómo va a desmarcarse de la imagen de Zapatero?
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Al echar la vista atrás, veo cosas que se pudieron hacer de otra manera, como pinchar la burbuja inmobiliaria más de prisa. Y al mirar hacia adelante veo lo que hay que hacer porque las cosas han cambiado. El partido tiene una situación complicada. Alguien tenía que aceptar la responsabilidad y creo que era mi obligación.
¿Ve un futuro negro para España?
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Hay un presente negro. Quien prometa que por cambiar el gobierno todo va a ir de maravilla no dice la verdad. Hay elementos para pensar que saldremos de esta crisis. Tenemos la juventud mejor formada, el mayor número de titulados, las empresas más grandes y competitivas, la economía más abierta, y pese a la crisis, exportamos más que nunca. Esto nos permite ser optimistas pero no a corto plazo.
¿La crisis va a afectar a las inversiones en América Latina?
Nuestra capacidad de invertir está limitada, pero las inversiones en América Latina son estratégicas para las grandes empresas españolas. Las van a cuidar como la niña de sus ojos.
¿Hay estrategias a imitar de la región?
Es una situación distinta. Son países que tienen perspectivas de crecimiento muy optimistas, pero una renta per cápita inferior a la europea y un estado de bienestar que todavía no es el europeo. En Europa se discute mucho sobre el equilibrio entre unas finanzas públicas saneadas y el mantenimiento de los estímulos para que la economía no se frene. Chile, Argentina o Brasil están demostrando que se puede crecer y tener una vigilancia sobre las cifras macro.
¿Cuál va a ser su política en materia migratoria?
La de defender la inmigración a la capacidad de dar trabajo, la política de integración viva en ayuntamientos, la coordinación de las políticas con los países de origen y la lucha contra la inmigración ilegal. No vamos a entrar en ese discurso terrible de que los inmigrantes quitan el trabajo o vienen a delinquir, porque es injusto y alimenta la xenofobia.
Muchos inmigrantes ahora regresan a sus países, ¿van a seguir potenciando los planes de retorno?
No depende tanto de la voluntad del gobierno, sino de la gente. Calculo que unas 30.000 personas habrán utilizado el plan de retorno que ha funcionado razonablemente bien. Ahora estamos trabajando en mecanismos para que la gente, al volver, pueda tener algunos negocios, son iniciativas experimentales que tienen sentido para los países de origen. Yo mantendría este tipo de política.
¿Cuál es su opinión sobre determinados gobiernos que aplican prácticas restrictivas de la libertad de expresión?
Tengo una aprehensión tremenda a lo que son las restricciones de las libertades o las formas soterradas de control. Algunas cosas que dicen de mí seguro que forman parte de la libertad de expresión, pero no de la educación. Con carácter general a mí me gusta que la gente diga lo que quiera y con esto de la red me da la impresión de que cualquier restricción es ponerle puertas al campo.
¿Qué valoración le merecen movimientos como el 15M?
No escucharles es de necios. La democracia tiene que convalidarse día a día, porque es el mejor sistema de representación y también el más eficaz. Estos movimientos son un cuestionamiento a la eficacia de la democracia y de paso de la representatividad.
Cada vez hay más personas que pierden sus viviendas porque no pueden hacer frente a las hipotecas. ¿Cuál es su propuesta para atender el problema de los desahucios?
Los desahucios no aumentan a la velocidad que esperábamos porque los bancos renegocian las hipotecas más de lo que se sabe. El Estado no puede revocar los contratos de los ciudadanos con las empresas. Ahora mismo, la dación en pago (saldar la hipoteca entregando el inmueble al banco) sería casi una ruina para el sistema financiero. Vamos a llevar en el programa electoral algunas ayudas específicas para que las personas que pierden sus viviendas puedan tener acceso a crédito, pero también hay que cambiar la ley para que se estimule esa figura.