AGENCIAS
LA PAZ.- A comienzos del 2010, el presidente de Bolivia, Evo Morales, iniciaba su segundo mandato con un fuerte respaldo popular, tras ser reelecto con el 64% de los votos. Menos de dos años después, el primer mandatario indígena del país enfrenta una revolución desde el lugar menos esperado: su propia base electoral. Y la principal culpable es una carretera.