Germania Quiñónez, de 85 años, recibió la ayuda de su compañera Blanca Flores (81 años) durante tres meses para aprender a elaborar todo tipo de artículos tejidos. Ella es una de los 200 adultos mayores que mostraron el pasado viernes sus avances durante la casa abierta del Centro Gerontológico Dr. Arsenio de la Torre.
Natalia Parra (81 años) aprendió a decorar manteles y almohadones con la técnica de pirograbado, pintura en tela y altorrelieve. Mientras que César Astudillo, de 92 años, asegura que en pocos años ya ha pintado unos 150 paisajes. “Entre uno y dos días me demoro en cada cuadro; antes nunca dibujé y ahora lo hago en la casa”.
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Sara Litardo acompañó a su madre, Aurelia Chiriboga (90 años), ya que cree que los talleres y la actividad han cambiado su actitud ante la vida.
Rosa Azúa, directora del centro, dice que el objetivo principal es crear una cultura gerontológica. “El ser humano no acaba su vida con su etapa laboral, sino que continuamente tiene que educarse, no solo para la producción”. El centro funciona con financiamiento del Municipio y es administrado por la Universidad Católica. Desarrolla terapias psicológicas, psicomotrices y sociales. Además, los abuelitos ejecutaron un sketch de teatro y una demostración de yoga.