De un tema que siempre me ha preocupado, me permito formular los siguientes comentarios.

En varios países llamados del tercer mundo, especialmente África y Asia, nos llegan alarmantes noticias de las hambrunas que se producen por la sequía, otros fenómenos, o sencillamente por la pobreza del subdesarrollo; sin embargo, aquí en nuestro país, que pese a pertenecer al mencionado tercer mundo, disponemos de abundancia de ciertos productos como el caso típico del banano del que generalmente en el agro podemos apreciar inmensas cantidades del llamado “rechazo”, en las empacadoras, que muchas veces se pudren a la vera de los caminos; lo cual me ocasiona una gran desazón al saber que no se pueden aprovechar ni para nuestro pueblo, peor para otros países, esos productos.

Se me ocurre que sería factible obtener, incluso en forma artesanal, algunos productos como harina de banano o la fruta deshidratada; aunque implica cierto grado de inversión creo que se podrían implementar programas que, por ejemplo, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) impulse, para asistir a nuestros niños e incluso a esos países con hambrunas masivas, alguna aportación de nuestra tierra generosa.

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En consecuencia, como entes sociales y más que nada por ser unas tribunas públicas, me permito sugerirles a los medios de comunicación de nuestro país, que recojan ideas como esta y las propongan a las entidades públicas y privadas competentes, como también cualquier otra acción positiva respecto a aprovechar esos productos alimenticios en beneficio de quienes más lo necesitan.

J. Geo Chambers Hidalgo,
abogado, Guayaquil