Conducir un vehículo en Guayaquil es cada vez más complicado; el tráfico es muy pesado en ciertas horas y sectores. Estas dificultades provocan perturbaciones, sobre todo en nuestros compromisos laborales, lo cual es inapropiado si nos desenvolvemos en el campo de la medicina crítica, como es la anestesiología, la cirugía o los cuidados intensivos.
Es por este motivo que he decidido utilizar un medio de transporte rápido y poco contaminante como lo es una motocicleta automática o scooter, muy fácil de manejar, con la que no tengo problemas para circular entre los carros durante los embotellamientos; casi no consume gasolina y teóricamente no debería tener problemas de estacionamiento en la calle, sin embargo, esto último no siempre es así. Nuestra Ley de Tránsito impide que se estacionen motos en las aceras, lo cual es muy lógico, ya que estas han sido creadas para la circulación de los peatones. Pero por otra parte, excepto en los centros comerciales, ¡no existen lugares para estacionar motos en la calle! Esto nos obliga a parquearlas delante o detrás de los automóviles, bastando un pequeño tope de estos para que nuestros vehículos caigan al suelo y se dañen los espejos u otras partes, haciendo la conducción imposible y peligrosa.
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Sugiero que se creen lugares en la calle para estacionar motocicletas sin peligro, así como permitir que en ciertas aceras grandes se autorice el parqueo a los motociclistas. En países europeos y asiáticos la moto se impone por su funcionalidad, mínimos efectos contaminantes, bajos costos de compra y de mantenimiento. Al conducir una moto, además de transportarnos con agilidad, estamos ayudando al medioambiente y nos divertimos un montón conduciéndolas con responsabilidad.
César Arcentales,
doctor, Guayaquil