El miércoles 10 de agosto se cumplió un mes de la partida de Carlitos Mora Peñafiel, el último sobreviviente de los ecuatorianos infectados de sida en la clínica del doctor Galo Garcés Barriga, después de soportar por casi 16 años los sufrimientos de varias enfermedades que se le presentaron.

En el año 2000 conocí a Carlitos y a los 20 pacientes restantes que fueron contagiados del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), mientras yo efectuaba un trabajo sobre las adquisiciones de materiales de hemodiálisis en el Hospital del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) Teodoro Maldonado Carbo, siendo testigo del tratamiento que se realizaban tres veces a la semana por la insuficiencia renal que padecían.

Por la amistad que llegué a tener con Carlitos, lo visitaba en su hogar cada mes, incluso se le consiguió que en diferentes entidades compartiera con estudiantes de escuelas y colegios su experiencia, lucha que comenzó siendo un niño de 9 años. El viernes 8 de julio pasado, Carlitos me envió un mail que decía: “…Querido amigo, ¿cómo está?, ¿qué es de su vida?, espero que se encuentre bien hasta en el más mínimo detalle. Quiero pedirle disculpas por la ingratitud, pero he tenido problemitas que no han parado; unos, tristes, como la muerte de un primito mío, así como también por un tío que es como un padre y que tiene afectada la laringe. Y yo sigo con el tema de la presión, sin embargo, seguimos en pie de lucha como deber ser. Le envío un fuerte abrazo y quiero que sepa que siempre lo tengo presente. Dios lo bendiga, amigo mío…”.

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Le contesté que muy pronto lo iba a visitar, pero lamentable no lo hice porque el domingo 10 de julio del 2011 Carlitos falleció. No entendí que él quería despedirse de mí, seguramente ya presentía su ida.

Considero que todos recordaremos para siempre a Carlitos Mora Peñafiel como una persona que a pesar de su corta edad comenzó a vivir como un adulto, dando un ejemplo de coraje y mucha valentía.

Una reflexión dice que un adiós se olvida enseguida, pero los recuerdos siguen, y creo que todos los que conocimos a Carlitos lo vamos a recordar toda la vida.

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José Delgado Jordán,
Guayaquil