La policía británica arrestó ayer a más de un centenar de personas en Londres, después de que se registraran saqueos en tiendas y agresiones a uniformados en la segunda noche de violencia ocurrida tras algunos de los peores desórdenes desarrollados en la ciudad en años.

Nueve policías resultaron heridos en varias partes de Londres, el domingo por la noche, aunque los daños parecían ser mucho menores que los registrados el sábado en Tottenham, en el norte de la capital.

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Los disturbios también se extendieron al conflictivo barrio de Hackney, al este de Londres, donde se registraron por primera vez tras los choques en Tottenham, donde la ola de violencia ha causado daños superiores a los $ 161 millones y más de 200 detenidos.

Las dos noches de violentos disturbios que vivió Londres durante el fin de semana son el reflejo de un profundo malestar social en los barrios desfavorecidos, pero policías y políticos estiman que los revoltosos aprovecharon la ocasión para saqueos y violencias gratuitas.

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Los disturbios de Tottenham estallaron después de una manifestación en protesta por la muerte de un hombre de 29 años, Mark Duggan, un habitante del barrio multiétnico tiroteado por la policía.

La policía calificó la muerte de Duggan, padre de cuatro hijos, de “absolutamente lamentable” y la Comisión Independiente de Quejas de la Policía abrió una investigación.

El tiroteo provocó la ira en Tottenham, uno de los distritos más marginados de la ciudad.

La violencia se propagó luego a otros barrios de Londres, el domingo en la noche, entre ellos a Brixton (sur), ya sacudido por violencias urbanas en la década del ochenta.

Tottenham había sido igualmente escenario de motines en 1985, cuando se produjeron los disturbios tras la muerte de una mujer negra de 49 años, quien falleció de una crisis cardiaca durante el allanamiento de su casa por la policía.

Veinticinco años después, algunos habitantes estiman que la crisis económica y los recortes presupuestarios que afectan a los barrios desfavorecidos son un terreno propicio para nuevas violencias.

“La gente está furiosa y frustrada. Si hay en una comunidad un fuerte porcentaje de desempleo y una reducción de las ayudas sociales, he aquí lo que sucede”, dijo Osagyefo Tongogara, un militante de la comunidad negra. “No llamo disturbios a esto, sino una rebelión”.

Pero Kit Malthouse, vicealcalde de Londres, dijo a la BBC que “son unos oportunistas”.

Para Gus John, profesor de la Universidad de Londres, especialista de cuestiones raciales en el Reino Unido, calificar a los revoltosos de simples bandidos es algo “estéril” y no permite consagrarse a resolver los verdaderos problemas sociales.

“Esto no resuelve nada. Hay que preguntarse por qué esos jóvenes de comportan así. Por qué la mayoría de los delincuentes de Gran Bretaña son jóvenes y negros”, declaró.