Mi sueño, mi delirio, se concentra en esta sola palabra: ferrocarril.
Esta frase repetía el general Eloy Alfaro mientras buscaba la forma de unir las regiones Costa y Sierra del Ecuador mediante vías férreas. En 1898, ese sueño y delirio comenzó a forjarse, cuando Alfaro trajo a dos hermanos de Virginia, Estados Unidos, John y Archer Harman, un ingeniero y un experto en finanzas, respectivamente. Ellos tenían la misión de construir la ruta ferroviaria de 446 kilómetros catalogada como “imposible”, por la irregularidad geográfica que había en diferentes tramos de las seis provincias que recorría: Guayas, Cañar, Chimborazo, Tungurahua, Cotopaxi y Pichincha.
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Lo lograron. Y ahora, los descendientes del ingeniero constructor tienen otra misión: reproducir las, aproximadamente, 1.000 fotos de la ruta ferroviaria, tomadas en la misma época por John Horgan, fotógrafo contratado por la entonces Guayaquil and Quito Railway Company, empresa encargada de la construcción del ferrocarril.
Este nuevo sueño empieza en un ático, en 1990, cuando Katharina Brainarb, bisnieta de John Harman, encuentra 14 baúles con fotografías, planos e información sobre el ferrocarril de Ecuador y decide recorrer los pasos de su ancestro.
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En el 2008, ella presentó el libro El tren en el cielo, donde detalla información e imágenes, hasta entonces desconocidas, de la vía férrea ecuatoriana.
Ahora, junto con su hijo, Sandy Patch, y el guía naturalista Rodrigo Donoso, está próxima a presentar un nuevo proyecto: el libro El tren de los sueños con el paso del tiempo.
Para este desafío, aún en elaboración, los tres recorrieron las líneas del tren por seis meses, buscando atrapar los mismos ángulos reflejados en las fotografías de inicio del siglo veinte, para capturar el presente y compararlo. El recorrido también incluyó una caminata que duró 14 días, por las rieles del tren.
En este trayecto, los creadores se han encontrado con más testimonios de descendientes de trabajadores ferroviarios y por ello esta publicación incluirá, además de los datos históricos, entrevistas y perfiles de los personajes destacados de la época.
Brainarb y Patch, madre e hijo, proponen también la creación de un museo de la historia del ferrocarril ecuatoriano y están dispuestos a donar la información que ellos poseen como herencia familiar.