Desde el día que te fuiste, jamás he sentido la necesidad de tenerte a mi lado como ahora. Ahora que soy padre puedo entender la responsabilidad de criar hijos. Ahora entiendo tus desvelos para que nada nos faltara. Cuánta falta me haces para que me ayudes en los difíciles momentos que paso como padre; cuánto necesito tus sabios consejos.
Papá es una palabra que hace muchísimo tiempo dejé de pronunciar, porque ya no está conmigo. Solo me consuela saber que cuando yo muera, lo encontraré nuevamente y podré expresarte todo ese amor que aún late en mi corazón con tanta intensidad, como aquel día que lo vi agonizar en su cama y quería entregar mi vida para que se conservara la suya. Papa, nadie sabe la importancia de tu presencia junto a nosotros. Por eso, en este Día del Padre, he escrito estas palabras como homenaje a todos esos papitos que aún están acá junto a sus familias, para que ellas los disfruten y los valoren. Hijos, venzan el prejuicio de nunca manifestar amor a sus seres queridos cuando los tienen vivos. Aprovechen la fecha para abrazar fuertemente a su padre y decirle: papito querido, te amo mucho; háganlo por el mío que está muerto.
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Alejandro Bravo Villamar,
licenciado, Guayaquil