Existe una planta en el país con grandes atributos, a más del de la obtención de alcohol como combustible; se trata del nopal o tuna que tiene ventajas incluso sobre la caña de azúcar (de la que también se obtiene combustible para carros) porque puede desarrollarse en zonas áridas, pedregales, desfiladeros, en terrenos de mala calidad.

Los requerimientos de agua son mínimos para la tuna o nopal, razón por la que se convierte en ideal para cultivos con poca disponibilidad de riego, y además soporta los veranos sin sufrir mayormente. Su cultivo puede destinarse a variados rubros como: producción de fruta; alimentación humana y animal; uso medicinal; industria del bioalcohol; industria alimenticia (pastas, tortas...); obtención de vinos, licores; base para jabones, champú, cremas; industria de alimentos en conserva (mermeladas, jaleas...). Todo este potencial agroindustrial puede destinarse a la exportación, como se lo hace en México. El alcohol, utilizado como combustible vehicular, se lo consigue luego de obtener un extracto de uso medicinal de dicha planta. El extracto de tuna tiene por propiedades medicinales: reducir las grasas de la sangre, curar inflamaciones gastrointestinales, reducción de peso corporal, es tónico cardiaco.

Constituye un cultivo ideal como proyecto nacional de reforestación, incorporando a la producción a sectores pobres y tierras en proceso de erosión. Para sitios de afectación de volcanes, como la zona del Tungurahua, esta planta es ideal porque la disposición vertical de sus hojas no se afectan cono la caída de la ceniza volcánica. Se puede desarrollar mucho la ganadería y agroindustria en esta zona. El uso del nopal es excelente como forraje, destinando pequeñas extensiones en la siembra de tuna forrajera para alimentar ganado en establos. Se obtiene hasta 400 toneladas de forraje por hectárea. Por todas estas consideraciones, el país, sobre todo sus autoridades, deben volcar su mirada a este cultivo.

Luis Gavilanes E.,
doctor, Machala, El Oro