Soy maestra de primaria desde hace 18 años. Aprendí que los niños deben ser motivados a través de estímulos positivos, y que los valores cívicos deben ser inculcados desde temprano.
Escribo esta carta porque como maestra me siento triste al enterarme de que muchos niños durante su vida escolar ya no serán estimulados con la designación de abanderados y escoltas, como se lo hacía todos los años con los alumnos del séptimo de básica (llamado tiempo atrás sexto grado). Al parecer, la “gran revolución” incluye también la desilusión de todos estos chicos que anhelaban este 2011 portar como siempre nuestro Tricolor Nacional, o por lo menos tocar con sus inocentes dedos el cordón que acompañaba a este hermoso emblema. No quiero pensar que esta reforma educativa sea copia de países vecinos, que pueda matar el amor de miles de niños del séptimo de básica que ansiaban con sus manos cubiertas del blanco guante tocar y besar nuestro símbolo patrio, con orgullo y fervor.
Ahora los niños tendrán que esperar a llegar al décimo año de básica, donde se harán las designaciones de abanderados y escoltas, porque será en este año donde los estudiantes ya convertidos en adolescentes recién podrán tener el privilegio de jurar la Bandera; y quizás no habría igual entusiasmo de civismo como se lo demostraba desde la primaria.
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Ojalá me equivoque.
Alexandra Navarrete,
licenciada en ciencias de la educación, Guayaquil