AFP
PUERTO PRÍNCIPE.- Michel Martelly, también conocido por su nombre artístico Sweet Micky, es un cantante popular que, contra toda expectativa, se convirtió ayer en el 56º presidente de Haití.

Amante de los buenos trajes, de silueta esbelta y de estilo seductor, Martelly, que se autoproclamó presidente del "compás", dijo ser presidente de la ruptura, ya que nunca estuvo implicado en la política. "Yo soy el cambio", anunció.

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Tras enlistarse en la Academia Militar Haitiana, donde permaneció un breve periodo, decidió dejar el país y emigrar a EE.UU., ahí trabajó en el área de la construcción.

En 1986, cuando el entonces presidente Jean-Claude Duvalier se preparaba para el exilio, decidió regresar a Haití por su novia Sophia Saint Remy, con quien se casó y tiene cuatro hijos. Una vez en Haití se dedicó a su carrera musical y aprovechó su talento y carisma para la organización de conciertos gratuitos para manifestarse contra el regreso del expresidente Jean-Bertrand Aristide, quien abandonó el país el 29 de febrero del 2004.

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En el 2008 participó en la creación de la Fundación Rosa y Blanco, que busca mejorar las condiciones sociales, sanitarias y económicas en Haití con acciones que incluyen la distribución de alimentos, entrega de herramientas y capacitación para los habitantes. De ahí su interés por lanzar su candidatura, el año pasado, a la presidencia de Haití.

Entre sus promesas figuran una reforma agraria y la apuesta por el potencial turístico. Su esposa, siempre cerca de él, ha gestionado las finanzas de su carrera.

En respuesta a las críticas que apuntan a su inexperiencia política, él reinvindica la llegada de una nueva generación al poder. "No será fácil, pero tener un líder querido, en el que el pueblo confía, será de gran ayuda", sostiene.