Cuando lo presentaron en las dependencias de la Policía Judicial del Guayas, Jhon Jairo Vasco López parecía bastante distendido, en un momento incluso –ante la prensa– sonrió, pese a que en Colombia, según informes policiales, será juzgado por crímenes tipo sicariato originados en el microtráfico de estupefacientes.

Las autoridades de Colombia, adonde ayer antes del mediodía Vasco fue deportado por Tulcán, lo consideran uno de los principales cabecillas de la banda narcodelictiva conocida como Cordillera. Era el segundo en ese grupo, pero desde el mes pasado tras la detención de Fabián Guzmán, conocido como Niño Fabián, un exparamilitar, pasó a liderar la organización.

Publicidad

Aún las autoridades de su país no dan detalles de quién es Nico, solo han indicado que era uno de los delincuentes “más buscados”, pero se conoce que fue policía especializado en cursos de contraguerrilla, aunque no se sabe cuándo dejó el uniforme.

Lo que sí es cierto es que esos conocimientos le dieron habilidad en el manejo de varios tipos de armas; y que cuando dejó la institución se unió a los grupos irregulares; y, según investigaciones policiales, llegó a ser el instructor de esas bandas.

Publicidad

Ahora se lo responsabiliza de ordenar homicidios tipo sicariato en varias localidades de Colombia, sobre todo en Risaralda, y de coordinar el tráfico de estupefacientes. Por esos motivos estuvo detenido en el 2009, pero lo liberaron a los pocos días por supuestas fallas en el proceso de su aprehensión.

Además del microtráfico, Nico Vasco y su organización también son responsabilizados de extorsiones. Se los acusa de someter a los conductores de vehículos que dan servicio público y que en Pereira cubren la ruta Villasantana y Tokio.

También está el “exterminio” de otras bandas dedicadas al expendio de marihuana, bazuco y cocaína en pequeñas dosis. Al momento, según las autoridades, la agrupación Cordillera tiene el control en el 90% del territorio de Pereira, que por su proliferación movilizan millonarias sumas de dinero.

En Ecuador, la policía ahora investiga la relación entre Nico y Julio Marín (a) Sarco; Luis Toro (a) Paisa; y Bagney Molina (a) Camilo, detenidos en Quito en diciembre pasado acusados de dedicarse al sicariato.

Ellos, según la policía, eran parte de una banda de al menos catorce exparamilitares colombianos que llegaron desde Pereira en junio del año pasado con la consigna de manejar el mercado de drogas interno.

Una investigación de la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial (UIAD) había determinado que esa célula del grupo denominado Cordillera era la causante de la muerte de al menos ocho líderes de bandas dedicadas a la distribución de drogas en el sector de La Mariscal, norte de la capital.

Hace un año, la policía ecuatoriana capturó al colombiano Ramón Quintero, alias Capo, uno de los diez narcotraficantes más buscados del mundo que fue deportado a Bogotá. El jefe del cartel de Norte del Valle fue aprehendido mientras estaba en un restaurante en Quito.

Rodrigo Suárez
JEFE DE OPERACIONESDE LA POLICÍA
“Es el cabecilla (Nico) de un brazo armado de la banda delincuencial de la Cordillera. Tiene un monopolio de la venta de sustancias del 90% en una ciudad de Colombia".

Jhon Molina Molina
GOBIERNO DE RISARALDA
“Este hombre ha sido responsable de varios homicidios y de muchos otros delitos que se presentan en nuestra jurisdicción (en Colombia)”.