La inmigración en España seguirá indivisiblemente vinculada al mercado de trabajo. La aprobación, ayer, del reglamento de la Ley de Extranjería confirma que al gobierno socialista le interesa poner el acento en esta idea pero también en la necesidad de promover el retorno de los extranjeros desempleados (642.893 inmigrantes están en paro) y fomentar la posibilidad de trasladarse de un lugar a otro en función de las ofertas de empleo existentes.