Los ecuatorianos Carlos Subía, Édison Paucar, Manuel Espín, y el colombiano Julio César Andrade son hasta el momento las víctimas de supuestos sicarios que se investigan en la capital en lo que va del 2011.
Los cuatro casos suscitados en el mes de enero y febrero pasados en el Distrito Metropolitano de Quito hacen parte de los 41 homicidios y asesinatos, denunciados en los dos primeros meses del año en curso, según el Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana.
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En este mismo periodo, pero en el 2010 el Observatorio registró en la capital 43 denuncias de muertes por homicidios y asesinatos de un total anual de 283 en la ciudad; mientras que en el 2009, 35, de un total en el año que llegó a 223.
Agentes de la Policía consultados afirman que es bajo el número de casos que pueden tener signos de sicariato en lo que respecta a la capital y en sí a la provincia de Pichincha, aunque no dejan de ser preocupantes.
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Los casos presentados en el 2011 aún siguen en investigaciones y explican los uniformados que aunque exista la apariencia de un delito tipo sicariato eso no se puede confirmar hasta que el proceso concluya hallando a los culpables, quienes deberán afirmar si el crimen se cometió con paga de por medio, por venganza directa o por un ajuste de cuentas.
El agente Carlos, nombre ficticio para un miembro de la Unidad de Lucha Contra el Crimen Organizado (ULCO), manifiesta que la realidad de las provincias de la sierra, el oriente y la costa, en cuanto a posibles sicariatos, son diferentes. Sostiene que en Guayas, Los Ríos, El Oro y Manabí los índices de muertes violentas son mayores que en Sucumbíos, Orellana, Pichincha, Azuay, Imbabura o Cotopaxi.
Datos de la Dirección de la Policía Judicial del 2010 indican que en la Amazonía la primera es Sucumbíos con 72 asesinatos y 7 homicidios; y en la Sierra es Pichincha con 22 asesinatos y 266 homicidios.