QUITO
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Aunque Silvia Murillo, Cléver Proaño y Muhammad Azzen son investigados por supuestamente participar en la muerte de Wilson Merino, quien fue secretario de la Administración Pública en el gobierno de Fabián Alarcón, la Policía busca a los dos autores intelectuales.

Según la investigación, Merino murió el mismo día que fue retenido (7 de febrero pasado). La última vez que la familia lo vio fue la tarde del 7 de febrero. Él habría salido desde su casa en San Patricio Alto, norte de Quito, cerca de las 17:00, a dejar a una amiga. Desde ahí no hubo más comunicación con él.

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Aparentemente, Merino fue llevado por Dayanara Cuevas hasta el hotel Huaqui 2, en el norte. Cerca de las 20:30, según dice Azzen, llegó la mujer con Merino, mientras que un pakistaní de nombre Nadine ya estaba en la habitación. Luego de cinco minutos, Azzen escuchó ruidos y cuando ingresó vio a Merino con sangre en la boca.

La Policía refiere que pese a que la idea de Cuevas y Nadine era secuestrar a Merino para pedir recompensa, estos primero lo maltrataron para que firmara un cheque de $ 2.500, que días después cobraría Cuevas. Luego le habrían dado un medicamento. Azzen dice que Ribitrol, tranquilizante para trastornos ansioso-depresivos. Eso le causó la muerte.

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Nadine habría contratado a Azzen para que ayudara a sacar el cuerpo del hotel y llevarlo hasta Ascázubi (Cayambe). Por la colaboración ofreció darle a Azzen $ 500 de los $ 2.500 que decía le debía Merino.

Enseguida, Azzen llamó a su pareja, Silvia Murillo, y le pidió que fuera al hotel para que limpie una habitación, ya que Nadine había golpeado a Dayanara y había manchado con sangre sábanas y almohadas.

Murillo llegó al sitio y limpió todo. En su versión la detenida dijo que inicialmente la habían engañado para que fuera al hotel, pero que después le confesó su conviviente que Dayanara le dio unas gotas "al señor Wilson que lo mataron". Dayanara, Nadine y Azzen una vez que subieron el cuerpo en el Mercedes Benz azul lo llevaron con destino a Ascázubi para tenerlo en cautiverio. Tras ir a una finca de una pariente de Cuevas, ella salió en el Mercedes Benz y lo dejó en un local de comidas.

Por su parte, el ministro Alfredo Vera criticó la decisión del juez 22º de Garantías Penales, Juan Hernández, de no ordenar prisión preventiva para Proaño, pese a que existían "pruebas suficientes" de que conocía del ilícito, sostiene la autoridad estatal. Existirían una serie de llamadas realizadas desde el teléfono de la misma víctima y del celular de Cuevas hacia el móvil de Proaño.

Testigo clave

Un guardia ha sido clave en la investigación policia. En su declaración confirmó que una mujer (Dayanara Cuevas) con un niño de 6 años llegaron la madrugada del 8 de febrero al local donde él labora con el pretexto de que se les había dañado el carro. Cuando el vigilante se aprestaba a pedirle un taxi, frente a la mujer paró el auto Chevrolet Corsa conducido por Cléver Proaño, otro de los detenidos que luego recibió medidas cautelares, quien los recogió.