Verónica Arias, de 25 años, y Juan José Izurieta, de 20, están ansiosos por salvar vidas, ambos forman parte de un grupo de 69 voluntarios que se entrenan desde hace un mes en la Academia de Bomberos de Guayaquil Coronel Gabriel Gómez Sánchez, en el campus de la Espol, en el kilómetro 30,5 de la vía Perimetral.

“El entrenamiento es bien fuerte, no se toma nada a la ligera, nos exigen bastante a todos”, expresa Izurieta.

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Él comenta que una de las prácticas más difíciles fue subir un tercer piso sin equipo de protección, donde se sentía el calor de un incendio y las ventanas y las puertas de esa área estaban cerradas.

Izurieta, quien es estudiante de ingeniería química de la Espol, se muestra atento a las instrucciones de sus otros compañeros que se preparan para participar en un simulacro de incendio en esa escuela.

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Al igual que él, Arias se coloca el equipo de protección personal mientras comenta que en su familia hay otros miembros que pertenecieron al Cuerpo de Bomberos de Guayaquil.

“Brindar ayuda a la comunidad es algo de lo que uno debe sentirse orgulloso”, dice ella.

El jefe de Rescate, Jorge Montanero, encargado de tomar el examen práctico a los 69 aspirantes señala que primero se le tomó una prueba teórica y que en ese instante se estaban preparando para el práctico.

Montanero indica que durante el taller se les ha enseñado a los estudiantes qué es el fuego y sus clases, manejo de extintores, uso de mangueras, cuerdas, nudos, herramientas portátiles, escaleras; es decir todos los instrumentos que un bombero utiliza en un incendio real.

El examen práctico durará cerca de dos horas. Para ello se tiene planificado hacer un poco de fuego, agrega Montanero, además de acciones de búsqueda y rescate.

Los resultados de los exámenes se conocerán la próxima semana. Según Montanero el 80% de los aspirantes logra pasar todas las pruebas.

Una de las principales herramientas que utilizan los bomberos es el equipo de protección personal, que los protege contra el calor de un incendio.

Este equipo consta de un pantalón, un chaquetón, una monja que cubre la cara y el cuello, el casco, botas y guantes.

Durante la prueba práctica además se evalúa el trabajo en equipo y la capacidad de reacción de los voluntarios para atender una emergencia.

En Guayaquil, dice Montanero, hay 1.200 voluntarios para una población de más de 3 millones, por ello indica que siempre es bienvenida la ayuda de más voluntarios para apagar los incendios.