Pido a Dios misericordia porque hemos caído en manos de una despiadada manera de hacer justicia.

Las personas perjudicadas en esta ciudad por el robo de nuestras joyas en el año 1999 en el Monte de Piedad del IESS nos encontramos más desconcertadas que nunca por ciertas actitudes –hacia quienes somos gente de la tercera edad agrupada a esta entidad– por parte de unos que conforman el directorio del Seguro Social y que estarían haciendo quedar mal a nuestro Gobierno.

Creí que se nos iba a hacer justicia a los perjudicados del robo, pero nada se ha resuelto; por el contrario, se han ensañado contra nosotros.

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En días pasados fuimos a la inauguración de un dispensario del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que fue reconstruido. Ahí en el acto se encontraba el presidente de la República, por lo que solicitamos que nos dieran una pequeña audiencia con él, pero un delegado se presentó y pidió que desalojáramos el sitio, diciéndonos que iban a respetar la resolución de la Corte Constitucional del Programa el Precio Justo, para nuestras alhajas; sin embargo, no hubo nada de esto, es decir, se burlaron una vez más.

El martes 15 de marzo del presente año nos congregamos una vez más en otro acto, en la inauguración del Banco del Afiliado, en la avenida 9 de Octubre de esta ciudad, donde se permitió el ingreso solamente de unos cuantos compañeros con nuestro dirigente.

En esa ocasión, una persona del Seguro Social a nuestro dirigente se lo llevó hacia un lado, lo increpó y engañó, asegurándole que se iban a reunir en la ciudad de Quito el jueves 17 de marzo.

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También le pidió que no hiciéramos ningún tipo de reclamo porque ya se resolvería todo en esa reunión.

Reitero una vez más: nosotros no tenemos los medios económicos necesarios para demandar en cortes internacionales estos atropellos.

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Por eso pido encarecidamente al Gobierno nacional que así como le exigieron con toda presión al Club Deportivo Barcelona que les cancele la plata, de la misma forma y con el mismo derecho exigimos nosotros que por favor se nos pague lo más pronto posible un precio que sea justo por nuestras alhajas, las que desaparecieron del Monte de Piedad.

Son 11.744 gramos que fueron recuperados por la Policía y de esto la opinión pública ya conoce, y son 11 años de desesperación y angustia nuestras por recuperar algo de dinero (por el valor que tuvieron nuestras joyas) para poder sobrevivir; ya hasta algunos compañeros de nuestra organización lamentablemente han muerto.

Teresa Rubio viuda de Poveda,
Guayaquil