Patricia Villarruel
MADRID.- Era ayer el estadio Vicente Calderón una verdadera bombonera. Ruidosa. Emocionada. Vuvuzelas, banderas, cuerpos pletóricos, éxtasis. Cerca de 25.000 almas adoraron a sus hijos pródigos. Futbolistas que les pueden llevar a lo más alto en la Copa América o a volver a disputar un Mundial. Ecuador y Colombia, frente a frente, en terreno madrileño.

Tres horas antes del partido (comenzó a las 12:00 de Ecuador), autobuses procedentes de Valencia, Zaragoza, Segovia y Murcia descargaron a decenas de aficionados dispuestos a volver a soñar con el balompié patrio. Una multitud encantada pintó de amarillo las estaciones de metro y las calles que llevan al feudo del equipo colchonero, el Atlético de Madrid.

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David Marulanda, oriundo de Medellín, apuraba el paso minutos antes del duelo con el propósito de conseguir una de las últimas entradas de 10 euros ($ 17), las más baratas.

El quiteño Manuel Sorroza, diez de sus 20 años en España, acudió con una tropa de más de quince amigos. Todos hijos de emigrantes. Pero no se llenó el estadio, con aforo para más de 50.000 personas.

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Ecuador optó por un esquema bastante conservador dejando a un solitario Jaime Ayoví en punta. Una aplastante mayoría con pasaporte ecuatoriano enmudeció en el minuto 24. Primer gol de Freddy Guarín.

Colombia no tuvo sobresaltos en el primer tiempo, solo fue alterada por las acciones de Antonio Valencia, e impulsor de la única ocasión de todo el primer tiempo para su selección, en una acción que concluyó con remate de Jaime Ayoví y atajada de David Ospina.

En la segunda mitad, la movilidad de Luis Fernando Saritama, las entradas por banda de Valencia y el oportunismo de J. Ayoví amenazaron la ventaja cafetera hasta que apareció Radamel Falcao. El atacante sentenció el encuentro con una hábil jugada frente al golero Alexander Domínguez, a quien dejó atrás para marcar a puerta vacía el 2-0 (74m).

La Tri tuvo oportunidad para descontar a través de J. Ayoví al rematar un pase de Jefferson Montero, que detuvo Ospina (83m) con una gran estirada.

Desolación ecuatoriana. Fiesta cafetera. La banda sonora que acordonó el recinto se apagó sobre las 21:30 (14:30 ecuatoriana). Colombia no abandonó en toda la noche ese gesto de satisfacción. En Ecuador empieza la reflexión.