Una rutina aeróbica y de defensa personal, son las principales funciones del kickboxing, deporte de contacto que como su nombre lo indica está compuesto por patadas (kick) y golpes de puño cerrado (boxeo). En Samborondón lo practican en 5 gimnasios de la zona; algunos lo hacen como arte marcial y en otros como un ejercicio aeróbico.

Aunque tiene similitud con el tae bo, el kickboxing se diferencia por ser originario de Japón. Se le atribuyen sus movimientos a la fusión del karate con el boxeo. En cambio, en el tae bo, la mezcla es con el taekwondo, un arte marcial más especializado en el combate de patadas (generalmente altas).

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En el Miriam’s (Tornero, km 2,5), Ivette Icaza, instructora, explica que se comenzó con el tae bo, “que tiene la misma base” pero debido a la demanda, cambió a kickboxing porque es más dinámico.

“Se queman más calorías y grasa, sobre todo, a las mujeres les gusta más”, acota ella.

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Basta con una hora, por lo menos 3 veces a la semana para estar en forma. Es fácil adaptarse a las indicaciones mientras la música suena.

Sofía Maura practica el kickboxing hace 4 años en varios gimnasios y asegura que “trabaja todo el cuerpo, la velocidad aumenta permitiéndote quemar muchas calorías y desestresarse”.

En el Flex Gym (La Piazza, km 1), el entrenador es Kevin Barcos, comenta que el elemento esencial para practicarlo como un ejercicio “es la música” y que es recomendable porque “incrementa el nivel cardiovascular y muscular” y beneficia en la flexibilidad.

Allí, los miércoles y jueves lo practican unas 20 personas, sobre todo mujeres, que solo necesitan ir dispuestas a recibir las instrucciones en un salón. Es similar a una clase de aeróbicos pero se incorporan las patadas y puñetes en cada golpe musical.

“Me encanta porque al golpear liberas tensión. Te quitas el peso del día y desarrollas destrezas”, dice María Cristina Alvarado, quien lo practica hace un año en el Flex.

En el gimnasio de Diana Quintana (km 2,5), también lo realizan como aeróbico.

En The Cage (Las Terrazas, km 1,5), el deporte toma un sentido de defensa personal. Generalmente se omite la música y se concentra más en los golpes y las posturas.

En la mañana reciben clases los niños desde los 4 años de edad hasta los 12. En la noche, desde los 12 sin límite de edad. Los golpes y el contacto son más intensos y sobre una lona de competición. Acá sucede lo contrario, pocas mujeres se dedican al deporte como arte marcial.

La disciplina es visible en cada alumno. Están siempre en guardia y cada movimiento está calculado.

Fernando Toro, uno de los alumnos, asiste en la mañana a The Cage y se siente contento de aprender una manera de defenderse.

En Predador Jiu-jitsu, las técnicas son similares. Roberto Retto, instructor de Predador (Diana Quintana, km 2,5), imparte las clases tanto para ejercitarse como para defenderse. Él añade: “Actualmente estamos haciendo rutinas movidas que permiten mantener la línea”. Unos 20 alumnos asisten a diario a la clase.

Entre ellos, Ernesto Paredes, quien a sus 17 años de edad expresa pasión en la práctica.

Nicolás Mayorga es maestro en la academia Predador (Quito) y asiste a la clase en Diana Quintana, él agrega: “Es un arte, no es para combatir en la calle”.

En todos los gimnasios de la zona, el kickboxing es parte de los paquetes de cardio (Miriam’s, Flex, Diana Quintana) y de artes marciales (The Cage y Predador Jiu-jitsu).

Los precios de estos combos bordean los $ 60.