AGENCIAS
TRÍPOLI.- La fuerza internacional continuó ayer con sus ataques aéreos sobre Libia a fin de ampliar una zona de exclusión aérea aprobada por la ONU luego de repeler a las tropas del gobierno de las cercanías del bastión rebelde de Bengasi.
La coalición extranjera trataba de extender la zona de veda de vuelos hacia el sur y hacia el oeste, en dirección a la capital Trípoli, dijo el general Carter Ham, jefe del Comando de EE.UU. en África.
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Fuerzas leales a Muamar Gadafi rodearon Misrata, el único bastión rebelde en el oeste de Libia, en un ataque que dejó nueve muertos e interrumpió el acceso al suministro de agua, dijeron ayer residentes. Unos rebeldes aseguraron que los muertos eran 40.
La primera ola de ataques del sábado detuvo el avance de las fuerzas de Gadafi en Bengasi e impactó las defensas aéreas de Libia a fin de permitir que aviones occidentales patrullaran los cielos del país, pero los rebeldes no han logrado avances inmediatos en el terreno.
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Los disparos de las baterías antiaéreas de Trípoli se volvieron a oír anoche. El domingo los misiles lanzados por las fuerzas internacionales destruyeron un edificio administrativo en el complejo del palacio de Gadafi. Según fuerzas de la coalición internacional, este albergaba un centro de comunicaciones militares del régimen.
El presidente estadounidense Barack Obama dijo en una visita oficial en Santiago de Chile que su país espera transferir el liderazgo militar en Libia a sus aliados en cuestión de días.
El primer ministro británico, David Cameron, expresó que la idea es transferir el comando de la coalición a la OTAN, pero Francia sostuvo que los países árabes no quieren que la alianza militar liderada por EE.UU. quede a cargo de la misión.
Otro punto de la discordia viene de Alemania y Turquía, que no quieren que en caso de intervención de la OTAN, esta bombardee como lo ha hecho la coalición.
Actualmente, las operaciones de la coalición efectuadas por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, entre otros, son nacionales y coordinadas por los cuarteles generales de Ramstein, al oeste de Alemania, y de Nápoles, al sur de Italia.
Mientras los ánimos diplomáticos se caldeaban por la campaña, la violencia aumentaba en el terreno a pesar del cese al fuego declarado por el Ejército de Gadafi.
"Los residentes de Misrata salieron a las calles y al centro de la (ciudad) desarmados, en un intento de evitar el ingreso de las fuerzas de Gadafi", dijo una fuente por teléfono. "Cuando se juntaron en el centro, las fuerzas de Gadafi comenzaron a dispararles con artillería y armas. Cometieron una masacre", agregó el residente, que se identificó como Saadoun.
El reporte no pudo ser verificado de forma independiente debido a que las autoridades libias impedían que los periodistas llegaran a Misrata.
"Los soldados de Gadafi están obligando a personas de Zawiyah, Al Mahjoub y Al Ghiran a que salgan de sus casas y les están dando fotos de Gadafi y la bandera verde (oficial de Libia) para que griten (a favor) de Gadafi", declaró Hassan, un portavoz rebelde.
"Los están llevando a Misrata para poder entrar en la ciudad y controlarla usando a los civiles como escudos humanos porque saben que no vamos a disparar contra mujeres, niños y ancianos", dijo por teléfono.
David Richards, jefe de las fuerzas armadas británicas, negó que Gadafi fuera un objetivo. "Absolutamente no. No está autorizado por la resolución de las Naciones Unidas".
La intervención en Libia es la mayor contra un país árabe desde la invasión del 2003 a Irak.
Reunión
El Consejo de Seguridad de la ONU acordó ayer que analizará el jueves la situación en Libia, en medio de críticas internacionales por los ataques aéreos de la coalición internacional contra el régimen de Gadafi.
Previamente, el Consejo rechazó el pedido libio para mantener una reunión especial.
La nueva sesión se dará una semana después de que el Consejo de Seguridad aprobara el uso de "todas las medidas necesarias" para proteger a los civiles e imponer una zona de exclusión aérea en Libia.
El domingo, el secretario de la Liga Árabe, Amr Mussa, expresó dudas sobre los ataques aéreos, aunque esa entidad de 22 miembros pidió el 12 de marzo una zona de exclusión aérea.