Patricia Villarruel
MADRID.- Hasta el próximo martes, el ministro del Interior, Alfredo Vera, permanecerá en España en una visita de trabajo y firmando acuerdos de cooperación en seguridad pública. En una entrevista con este Diario, Vera habló del proceso de reestructuración de la Policía Nacional, aunque no existen presupuestos asignados ni plazos marcados.

¿Quién está elaborando el proyecto de reestructuración de la Policía?
Es un trabajo colectivo, dirigido por el Presidente, y en el que participamos los ministerios de la seguridad interna y externa. Homero Arellano es el coordinador conjunto. Estamos involucrados los ministros del Interior, Defensa, Justicia, Coordinación Política; las secretarías de Riesgos, Inteligencia y Transparencia de Gestión. Hace veinte años que la Policía carecía de un Ministro que velara en el Gabinete por sus intereses. Le habían decretado una inútil e inválida autonomía y representación judicial y extrajudicial que de nada le sirvieron. Se ha reparado con un decreto ejecutivo y estamos procesando una nueva ley.

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¿Qué plazos son los que barajan para sacar adelante esta ley en la Asamblea?
En pocas semanas más entregaremos esta ley a la Asamblea en la que también participa el cuerpo policial.

¿Cómo está participando?
En el proceso de formulación de la ley y en los cambios que queremos introducir. Un ejemplo de ello es que a este viaje de trabajo a España me acompañan altos mandos: el director de la educación policial (Nelson Jaramillo) y el jefe de la Policía Judicial (Patricio Pazmiño).

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¿Con este proceso de reestructuración no se está minando la institucionalidad de la Policía?
Alguien lo ha dicho, pero los policías no hablan de eso. La casi absoluta mayoría del Cuerpo habla de sus aspiraciones, necesidades y de lo que quieren hacer de su institución. Este colectivo ha permanecido al margen del desarrollo, la justicia y la equidad. No tienen dónde dormir, son desarraigados de su lugar de origen, no tienen un buen salario.

¿Cómo va a cambiar este Gobierno esa situación?
Es un esfuerzo en el que los policías participan, teniendo la franqueza para decir y demostrar cuáles son las falencias que pueden ser resueltas por el Estado y la sociedad y cuáles son los valores que deben entrar en un proceso de autodepuración. Es indispensable que haya una especialización dentro de la Policía. Es la única forma de lograr su profesionalización. Hasta ahora, esto no se lo ha permitido la institución porque el policía está durante un tiempo en Tránsito, luego en Migración, después en la Policía Judicial. Nunca se especializa. Haremos, además, una reglamentación de pases para que sepan cuánto tiempo van a estar en un sitio y que les permita afincarse en él.

Tomando en cuenta el panorama tan crítico que describía anteriormente, piensa entonces que eran justas las reivindicaciones de los policías que salieron a la calle el 30 de septiembre pasado.
Ahora tienen la oportunidad de señalar los defectos y de participar en la solución. Vamos a estimular para que lo que se haga sea en beneficio de ellos. Tienen que defender ese cambio.

¿No es una bomba de relojería tener a un grupo, según usted una minoría, de policías inconformes con los cambios que pretende acometer el régimen?
Este cambio, si se logra, será gracias a que hay una política definida y construida con los propios policías. Las cosas que estamos haciendo no son secretas ni reservadas. Se trata de construir con ellos y para ellos.

¿Qué futuro le depara a la Policía Judicial si se tiene previsto crear un cuerpo civil de investigación?
Se va a especializar. No puede ser cualquier policía judicial o policía preventivo. El primero se va a especializar en investigación del delito y el segundo en prevención. En el medio de los dos tenemos grupos que ya tienen su propia especialización a los que se les dará mayor énfasis, como la Unidad Antinarcóticos o la Unase. Un policía investigador que será un detective, que es una persona que anda de civil, que no sabe desarmar una bomba, va a tener que recurrir a los grupos especializados para que le ayuden a cumplir su labor.

¿Con qué presupuesto cuenta el Gobierno para este proceso?
Con todo el que sea necesario. No hay una cifra. Hay que planificar y justificar.

Después de los hechos del pasado 30 de septiembre, la Policía quedó desprestigiada. ¿Quiere el Gobierno aprovechar esta situación para hacer estos cambios?
¿Quién puede aprovechar un desprestigio? Hay que enterrarlo. Es el prestigio el que hay que levantarlo.

¿Cómo puede ayudar España a este proceso?
España va a formar a policías ecuatorianos. Hemos firmado una Declaración de Intenciones para colaborar en la asistencia mutua en temas de seguridad y para que nos den asesoramiento sobre seguridad pública.