Siendo las vacaciones un bien tan preciado, ¿por qué “timbearlas” –en el sentido de poner en juego la predictibilidad del resultado– en vez de “invertir” en ellas?
Invertir debe entenderse como un método para la compra de activos, con el objetivo de obtener una ganancia a través de un ingreso razonablemente predecible y/o una apreciación de capital a largo plazo.
Publicidad
En este caso, el activo que se está comprando es “vacaciones”, el objetivo e ingreso razonablemente predecible sería “pasarla bomba” y la apreciación de capital sería “pasarla mejor de lo esperado”. Mi función como asesor financiero es otorgarle soluciones para que usted pueda hacer la “mejor inversión”, o dicho de otra manera, que obtenga el máximo rendimiento con el mínimo riesgo. Acá van mis recomendaciones, que podrían asemejarse a comprar un “seguro contra la infelicidad vacacional”:
Planee de acuerdo a sus posibilidades: el rubro vacaciones es un ítem más dentro de su presupuesto anual familiar. Como regla general uno no debería gastar más del 10% de su ganancia anual para el trabajador independiente o el aguinaldo completo para quienes trabajan en relación de dependencia.
Publicidad
De sobrepasar dicho monto para darse “el único gustito que me doy”, debería ajustarse en otro ítem del presupuesto.
Pague las vacaciones en cuotas “adelantadas” y nunca “vencidas”: Dado que son una meta anual, debería ahorrar mensualmente una determinada cifra hasta llegar a lo previsto. Busque la manera de que esa cantidad se ahorre en algún lugar antes de que llegue a su bolsillo, ya que corre el riesgo de la “tentación del consumo”. –
Cuando llega el momento de pagar las vacaciones, manoteo la tarjeta con cuotas o revoleo algunos cheques a los premios– puede conducir a tener que reducir gastos esenciales durante el año, como la educación de sus hijos.
No consuma en exceso su fuente de ingresos: no le quite a su negocio o empresa más dinero del que se puede. Anualmente su empresa necesita aggionarse (invertir dinero) para seguir siendo rentable y proveerle el dinero necesario para las próximas vacaciones. No mate la gallina de los huevos de oro por calentura. Como regla general, destine el 20% anual del valor total de la empresa para gastos familiares y el resto se debería “reinvertir” en la empresa.
Establezca una “semanalidad veraniega” a sus hijos: para no dar la sensación de padecer el mal de Alzheimer por tener que repetir cientos de veces la palabra “NO”, ante la desmedida e impiadosa demanda de consumo de los hijos. Sería deseable otorgar una cantidad de dinero semanal para gastos con administración a discreción.
Como regla general se debería dar una suma fija por la cantidad de años del chico por semana. Por ejemplo, si se elige $ 3, a un chico de 12 años, se le debería dar $ 36 por semana.
Determine el traslado y la estadía según como está compuesto el grupo familiar: Irse de vacaciones en auto, aun a un lugar en el que no se lo use durante la estadía, puede resultar económicamente eficiente para una familia compuesta por 6 personas pero no para una compuesta por 2.
Recuerde que toda inversión resulta exitosa si surge de un análisis previo de las condiciones de inversión.
No deje librado al azar algo tan importante y soñado como las vacaciones: dedique al menos una hora a planearlas desde el punto de vista financiero. Después de todo: ¡Con las vacaciones no se jode!