La verdad es que la delincuencia está imparable en Guayaquil y demás ciudades del Ecuador. El martes 18 de enero a las 20:00 en las calles Julián Coronel y José Mascote, mi esposo, mi hija y yo fuimos testigos de la agresión cobarde de una pandilla contra una joven indefensa que iba en su automóvil.

Cuatro o cinco tipos rodearon a la conductora, uno de ellos le rompió el vidrio del carro, del lado donde está el asiento del pasajero, y le sustrajo la cartera; ella gritaba nerviosa y nosotros observábamos impotentes ese acto vil, sin poderla ayudar por el temor de que nos agredan a nosotros, me imagino que no solo verbalmente, sino con balazos.

En ese momento recordé el consejo del Presidente de la República, que nos dejemos nomás robar; aunque sí nos ha quedado un sentimiento grande de culpa por no haber podido hacer nada.

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Ileana Faytong de Cartagena,
doctora, Guayaquil