AFP
Túnez.- Unos 33 familiares del huido presidente tunecino Ben Alí fueron detenidos y uno de los ministros que había conservado su cargo renunció ayer al nuevo gobierno, que no logra calmar el descontento pese a iniciativas para romper con la herencia del hombre que se aferró al poder durante 23 años.

El nuevo gabinete, mermado ya por cuatro dimisiones desde su constitución el lunes, se reunió por primera vez ayer, mientras unas mil personas protestaban contra la presencia de colaboradores de Ben Alí en puestos claves.

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Para tratar de desactivar la crisis, los ocho ministros del RDC (Reagrupación Constitucional Democrática), el partido de Alí, anunciaron que se retiraban de ese partido, que anunció a su vez la disolución de su buró político. Poco después, uno de esos ministros, Zuheir M'dhafer, presentó su renuncia al cargo.

Además, el nuevo gobierno ofreció una amnistía general para todos los grupos políticos, incluida la ilegal oposición islamista. Los manifestantes se han quejado de que pese a la amnistía prometida, sólo unos pocos cientos de los encarcelados por motivos políticos durante los 23 años de gobierno de Ben Alí han sido liberados.

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Un centenar de jueces y abogados reclamaron "la independencia de la justicia" y la renuncia de un magistrado al que acusan de servir los intereses de Ben Alí y su familia.

Ben Alí huyó el 14 de enero a Arabia Saudita, tras un mes de protestas en las que la represión policial dejó al menos 100 muertos.

La justicia abrió una investigación contra Ben Alí, su esposa, Leila Trabelsi, y "los hermanos y sobrinos" de la ex primera dama, por "adquisición ilegal de bienes e inversiones ilegales en el exterior".

La Revolución de los Jazmines, que derribó al presidente en Túnez, inspira protestas sociales y reivindicaciones políticas en otros países árabes.

En Sudán, la oposición pidió el "fin del régimen totalitario" del presidente Omar el Bashir. En Argelia, Egipto y Mauritania, se inmolaron individuos como el joven tunecino que quemándose a lo bonzo encendió la Revolución de los Jazmines a mediados de diciembre.

Para Rabab el Mahdi, profesor de Ciencias Políticas de la universidad estadounidense de El Cairo, la revuelta popular tunecina "tendrá repercusiones en la memoria colectiva de los pueblos de la región" y les infundirá confianza. Pero no cree que ello "tenga un impacto a corto plazo, o contagioso de manera directa" ya que "los mismos ingredientes no dan necesariamente el mismo resultado" y "Túnez era un ejemplo de dictadura extrema".