Debemos lidiar con quienes no saben manejar y no dan paso a una ambulancia, o que van en la mitad de dos carriles, o en la carretera a la playa van solo por el lado izquierdo a baja velocidad (carril que es solo para rebasar)....
Además, hay que lidiar con el congestionamiento vehicular desde el centro de la ciudad a Samborondón, en los túneles, en los puentes, tanto en la mañana como en la tarde; esto hace que lo que antes era un corto viaje de 10 o 15 minutos, ahora se convierta en una tediosa tortura 30 o 40 minutos. Basta con que haya un tractor limpiando aceras a las 18:00, para que el túnel se obstruya; basta con que un carro se dañe en un puente, para que la fila de vehículos llegue a 50 o 70 metros de distancia; basta con que un policía de tránsito no sepa ordenar la fluidez de un semáforo o de un cruce de carriles, para que la columna de carros se estanque tres o cuatro veces más de lo necesario. O basta con que el parqueo de un centro comercial esté casi lleno, para que los carros se salgan hasta la calle principal y bloqueen las vías de acceso. ¿Qué pasa con el tráfico en esta ciudad? ¿Qué hacen los organismos responsables de la correcta planificación vial? Los vigilantes de tránsito están preocupados citando a quienes hablan por celular, lo cual no deja de ser importante pero, ¿por qué no regresamos a lo básico?, a hacer respetar las leyes de tránsito y ayudar a evitar accidentes, a desahogar el tráfico infernal del cual sufre la ciudad. Por favor, autoridades, actúen.
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María Gabriela Valverde Farfán,
Guayaquil