Como un caballero y un hombre justo, que realizó su aporte al desarrollo de la ciudad a través de la modernización del Registro de la Propiedad de Guayaquil, es recordado Carlos Fernando Tamayo Rigaíl, quien falleció de una afección cardiaca, el pasado 29 de diciembre, en los Estados Unidos.
Tamayo Rigaíl, de 73 años, durante su gestión como Registrador de la Propiedad de Guayaquil, desde 1995 hasta el 17 de diciembre del 2010, elaboró el enlace del Registro con el catastro municipal, lo que permitió la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra.
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Su hijo, Luis Fernando Tamayo, recordó que cuando su padre llegó al Registro de la Propiedad era un organismo público abandonado, donde la propiedad de la tierra no estaba amparada legalmente.
Fernando Tamayo, además, creó la matrícula inmobiliaria, la información catastral, más la información registral, dándole seguridad jurídica a la propiedad inmobiliaria asentada en la ciudad.
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“Hay que vivir la vida con el corazón caliente y la cabeza fría, decía siempre mi tío”, refirió otro familiar que prefirió no identificarse.
Tamayo Rigaíl fue abogado e ingeniero comercial, estuvo casado con Leonor Alcívar, con quien procreó a sus dos hijos: María Leonor y Luis Fernando Tamayo Alcívar.
El ex funcionario viajó a Estados Unidos el 13 de diciembre último, donde fue ingresado en una clínica para atenderse de una afección cardiaca, pero no resistió el tratamiento.
Sus restos fueron cremados ayer en el camposanto Parque de la Paz de Samborondón. Familiares y amigos lo acompañaron en su último adiós.