El guayaquileño Felipe Caicedo (22 años) es la figura del Levante. El ecuatoriano tiene siete goles en doce partidos de la liga española y uno en la Copa del Rey. Vive su mejor momento en Europa y piensa en retornar a la Selección
¿Es cierto que está poniendo en marcha la Fundación Felipao para ayudar a los niños de Ecuador?
Es algo que vengo pensando desde hace tiempo, desde que tenía 17 años. Sabía que iba a pasar algo bueno con mi carrera y que iba tener la posibilidad y poder ayudar a mucha gente, y en mi país y en mi barrio hay mucha gente que lo necesita. No lo dudé, una vez que ya me pude acomodar económicamente lo primero que hice fue ayudar a la gente que lo necesitaba; la fundación ya está en marcha. Será una oportunidad para aquellos chicos que no tienen nada y puedan tener una educación y una posibilidad de jugar al fútbol.
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Usted viene de una familia con escasos recursos, ¿cómo era su vida en Guayaquil?
Fue muy complicado, más en un barrio peligroso. Yo era el único hombre entre cinco hermanas, tenía que coger cuatro autobuses para ir a entrenar. Mi infancia se basa en eso, en jugar fútbol con mis amigos. La ilusión era tremenda, pero no había ni para zapatos de fútbol; pero la ilusión era tremenda, así que jugábamos descalzos en la calle. Fueron pasando los años, luego tuve la suerte de entrar en una escuela de fútbol que me abrió las puertas, luchando. Luego pasé a la selección Sub 16 y tuve la oportunidad de ir a un Sudamericano y no defraudé, quedamos segundos. En ese campeonato me vio el Basilea suizo y se dio el gran salto; después de un año y medio a muy buen nivel me compró el Manchester City.
En los primeros meses en Suiza, ¿lloró mucho?, ¿pensó en volver?
La verdad, pasé muy mal los primeros meses, incluso creo hasta en el séptimo mes tenía ganas de regresar. Era todo muy complicado, no sabía hablar el idioma, no entendía, me quería morir por el frío. Llamaba todos los días a casa, hablaba con mi madre, mis hermanas y mis amigos, y les decía que quería regresar. Ellos me decían que no volviera, que me quedara. El apoyo de la familia fue fundamental, luego fueron pasando los meses y empecé a hacer amigos y me adapté a la ciudad, y todo fue diferente. Pero al principio me costó mucho, lloraba todos los días.
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¿Aprovechaba para cantar en esos complicados ratos en Suiza? Porque le hubiera gustado ser cantante...
Me doy cuenta de que no tengo una voz para cantar. Siempre me gustó la música, el hip hop, por ejemplo, una música que me identifica. Son sueños de niños: ves un cantante y quieres imitarlo, o ves un futbolista cuando tienes 15 años y quieres ser como él. Las cosas que me identifican son el fútbol y la música, pero lo mío era jugar al fútbol.
Manchester City pagó por usted $ 6 millones, ¿cómo fue la experiencia en Inglaterra?
Fue una experiencia muy grande. Yo no lo podía creer. El Basilea no me dejaba ir, estuve luchando hasta el final para dar el salto, querían que me quedara una temporada más y yo me quería ir. Hubo una pequeña pelea porque el Basilea no cedía, pero terminó bien. La experiencia de estar en el City fue muy buena, de poder ver y vivir una de las ligas más fuertes.
Luego pasó cedido al Málaga y este verano aparece el Levante, ¿cómo reacciona?
Fue tan rápido todo que no me dio tiempo a avisar a nadie. Fue muy bueno, una experiencia muy buena, dije “sí, quiero regresar a España”. Muy agradecido al Levante porque apostó por mí y me abrió las puertas, y lo mínimo que podía hacer era marcar goles y darlo todo.
Y desde que está en Levante, ¿ha tenido alguna anécdota?
Me quedé sin gasolina... fue surrealista. Me había levantado tarde y no tuve tiempo de echarle combustible, y resulta que tuve que parar el coche porque se iba a reventar y por suerte estaba Gorka y otro compañero que me dieron gasolina. Un día me pasé la Ciudad Deportiva (donde entrena Levante) y casi llego a Madrid para dar la vuelta.
¿Cómo describe al vestuario (grupo) del Levante?
No podría describirlo, pero tiene algo, hay algo, algo que no he visto en ningún otro grupo. Es un vestuario muy, muy unido, se conocen mucho, han vivido muchas cosas. Hay mucha alegría, hay compañeros que hacen lo imposible para agradar a otros compañeros constantemente.
¿Y eso gana partidos?
Sí, sin duda. La alegría y la unión hacen que pasen cosas que la gente afuera no entiende. De verdad que eso gana partidos y este equipo tenga ilusión de conseguir cosas importantes.
¿Se salvarán (de bajar)?
Sí, seguro. Creo que si seguimos jugando así como estamos, luchando contra todo, dándolo todo en cada partido, tenemos muchas posibilidades de salvarnos.
Hay Copa América en el 2011, ¿desea volver a la Selección?
Sí. He hablado con el asistente del técnico (Reinaldo Rueda), me están viendo, quieren que siga cogiendo la forma para estar en la Selección otra vez. Regresar a la Tri después de ocho meses será muy bueno, y espero seguir ayudando al Levante, marcando goles para poder volver a la Selección.
Le queda un año de contrato con el Manchester City, el Levante tiene una opción de compra de $ 1,5 millones, ¿le gustaría seguir?
Es pronto para hablar. Quiero hacer lo que estoy haciendo, marcar goles, y ayudar al Levante. En junio próximo tienen la opción de compra, ya decidirán si me quieren o no. Creo que estoy un poco barato, muy barato.
Tiene una lágrima tatuada debajo del ojo, ¿por qué?
Por los momentos duros. Me ayuda cuando me veo en el espejo y recuerdo el pasado.