AFP
MOSCÚ, Rusia.- Rusia, que este jueves fue designado en Zúrich por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) como país organizador del Mundial de 2018, tiene ante sí un camino lleno de obstáculos, con la construcción de nuevas infraestructuras y redes de transporte en un país de gran extensión.

El alejamiento de Rusia respecto a otros países (exceptuando su enclave de Kaliningrado en Europa Occidental) sumado a un sistema relativamente vetusto de transportes serán los principales frenos para las autoridades a la hora de preparar el gran evento planetario.

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La candidatura, conducida por el primer ministro Vladimir Putin, prevé la participación de 13 ciudades agrupadas en cuatro zonas, que van desde Kaliningrado, en las fronteras de la Unión Europea, hasta la remota Ekaterimburgo, en los Urales, tocando con Siberia, a miles de kilómetros de distancia.

Con excepción de esta última, el resto de ciudades están en la parte más occidental del país y los equipos no tendrán que volar hacia el oeste durante la competición.

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Sin embargo muchas de las futuras sedes del Mundial son centros urbanos con aeropuertos vetustos y pocas infraestructuras de transporte.

Según un informe de la FIFA, que hace unos meses llevó a cabo un estudio sobre las infraestructuras, Rusia casi no tiene autopistas, lo que podría llevar a una saturación de los aeropuertos.

A pesar de este panorama adverso, las compañías aéreas del país minimizan los problemas y aseguran que aumentará el número de vuelos y se abrirán nuevas rutas a partir de 2018, al tiempo que bajarán las altas tarifas de la aviación local.

"La accesibilidad de las regiones es uno de los factores clave para organizar un evento de tanta importancia, sobre todo en un país tan grande como Rusia", según Andrew Pine, director ejecutivo de la compañía aérea de bajo coste AviaNova.

"Puedo asegurar personalmente a la FIFA que nuestra compañía proveerá transporte regular para los ciudadanos rusos y los invitados del Mundial a un precio muy asequible, comparable al de las compañías de bajo coste europeas", añadió.

El país se enfrenta también al reto de reforzar una red de transporte deficiente en muchas de las ciudades del Mundial, que tampoco tienen hoteles para turistas a precios asequibles.

Los estadios serán otros de los problemas mayores, como en el caso del principal, el Luzhniki de Moscú (83.000 plazas), que tendrá que ser renovado para instalar césped natural.

El país puede contar sin embargo con el apoyo incondicional de sus dirigentes, con el primer ministro Putin a la cabeza, que prometió visados a todos los jugadores, invitados y aficionados.