Afirma ser “un hincha, un enfermo y un apasionado del Deportivo Quito”. Confiesa que a pesar de ser el presidente chulla no tiene “alma de directivo”. Así se presenta Fernando Mantilla, titular azulgrana, quien llegó a la dirigencia del club en el 2002, pero en el 2008 fue cuando asumió una función clave para conseguir el título después de 40 años de sequía: el manejo económico del equipo. Ahora espera cerrar la temporada con el pase a la repesca de la Copa Libertadores 2011.

¿Quién es Fernando Mantilla?
Un hincha del D. Quito. Un enfermo, un apasionado de este club, que sufre cuando pierde y disfruta muy poco cuando gana porque enseguida pienso en el otro partido. No soy un dirigente ni tengo alma de directivo, no tengo visión de dirigente ni quiero hacer dirigencia, no quiero hacer carrera en esto. Mi única meta es dejar al club en buenas manos, tal vez en un año.

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¿Cuándo decide ingresar a la dirigencia chulla?
Cuando el Quito iba de tumbo en tumbo, creo fue en el 2002. Me invitó Jorge Burbano (ex presidente) y empecé a conocer cómo se maneja el fútbol. Entré como vocal en una de las ‘Comisiones de Aseo’, como digo yo, porque era una Comisión sin mayor importancia; fui aprendiendo y luego pasé a la Comisión de Fútbol, después la presidí. Luego fui vicepresidente y este año presidente (del club).

¿Su familia lo apoya?
Sí, el apoyo de mi esposa (Patricia) y mis hijos (David, María Fernanda y Melisa) ha sido fundamental; todos somos hinchas del Quito, todos enfermos del Quito; nosotros seguimos al equipo a todas partes; para nosotros, el día de fútbol es un día sagrado.

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¿Lo obsesiona ganar un título internacional? ¿Es cierto?
Sí, sí, sí... Ya no tanto el torneo nacional; para mí es un desafío retirarme del Quito con un título internacional.

¿Cómo nace ese empeño?
Tenemos un bicampeonato (2008 y 2009) que después de muchos años le devolvió la fe a la hinchada. Si bien importa un título nacional, este no hace mayor diferencia para los hinchas. Lo que sí la hace es que traspasemos fronteras llegando a instancias finales de una Copa Sudamericana o de una Copa Libertadores. Un torneo internacional hace bien a una institución, estamos empeñados en conseguirlo.

¿Por eso se fue el técnico Rubén Darío Insúa?
Sí. Cuando fuimos eliminados en Lima (ante San Martín, en la Copa Sudamericana) decidimos que Rubén tenía que irse; había cumplido con el Quito (ganó un título), pero había perdido la confianza del plantel y de la dirigencia.

En muchas ocasiones sus declaraciones son polémicas sobre jugadores y cuerpo técnico, ¿por qué?
No me meto en los asuntos técnicos, pero los técnicos y jugadores deben saber que nosotros somos quienes manejamos el club, ellos son empleados del equipo.

Cuando llegó al D. Quito, ¿se convirtió en un mecenas?
Jamás. Solo conseguí gente que invierta en el fideicomiso. Personas o empresas que creyeron en el proyecto y que invirtió en el tema (fichaje) de Michael Arroyo y que cuando se lo vendió (al San Luis) recuperó su dinero con réditos. Eso deseamos hacer con Juan Carlos Paredes.

En el club ha sufrido, en los últimos años, huelgas de jugadores, incumplimiento de pago al Servicio de Rentas Internas (SRI), entre otros problemas económicos, ¿puede garantizar que en el futuro no habrá más líos?
Esos tiempos de crisis fueron por una mala gestión; las cifras (adeudadas) del SRI no fueron significativas, hubo descuidos. Mi objetivo, antes de irme, es garantizar que nunca más haya un periodo de hambruna, que el equipo tenga un socio estratégico importante que le dé tranquilidad económica y lo maneje administrativamente por muchos años más (dice tener lista una nueva alianza, pero no la adelanta).

Se llegó a un acuerdo con la SEK (pagará más de $ 2 millones), ¿en qué consiste?
Cuando SEK se desligó aceptó cancelar los pasivos. También adquirieron otras deudas con los jugadores, nosotros hemos reclamado eso. Es verdad que hemos llegado a un acuerdo y SEK cumplirá entregándonos los recursos (debió hacer ese pago en noviembre) para cumplir con los futbolistas (el pago de las primas).

¿Cómo financiará el 2011?
Lo haremos con los derechos de publicidad del estadio Olímpico Atahualpa, que representarán el 17%; además renegociamos los derechos de TV con Teleamazonas hasta el 2012, eso significa el 25%; el tercer rubro saldrá de la venta de Paredes o el peruano José Fernández. También hay clubes que quieren comprar el otro 50% del pase de Arroyo; el cuarto rubro provendrá de las taquillas, en este año recibimos $ 800.000 y creemos que significará el 18%. Aun así tendremos un déficit de $ 600.000, monto que lo financiaremos con un fideicomiso a través del grupo Azulgrana: recibiremos dinero de inversionistas para el club y a cambio ellos serán dueños o partícipes pequeños de los pases de los jugadores (Luis Checa, Luis Perea, Isaac Mina, entre otros; también Paredes, Fernández, si no se los vende).