Joseph Blatter, presidente de la FIFA estuvo en Quito. También en Guayaquil. A la capital llegó invitado por la FEF para la inauguración de la Casa de la Selección, donde los tricolores se concentrarán y entrenarán para sus juegos de futuros eventos internacionales. A Blatter lo acompañó el presidente Rafael Correa. A Guayaquil llegó a la sesión solemne con que la Asociación de Fútbol del Guayas festejó sus 60 años de creación. Por acá lo acompañó el alcalde Jaime Nebot.
En la capital, previamente, galardonó a Brasil, campeón femenino de fútbol de la Copa América de Ecuador 2010.
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Blatter entregó el trofeo junto con Nicolás Leoz, titular de la Conmebol, la ministra del Deporte Sandra Vela y Luis Chiriboga, presidente de la FEF.
Hace seis años el dirigente de la máxima organización del balompié inauguró en Guayaquil la Sede de la Ecuafútbol, construida con ayuda de la FIFA a través del proyecto Goal, tal cual hace ahora con la Casa de la Selección. Al estar en la sesión de la Asoguayas dio realce a un hecho histórico.
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En esta urbe huancavilca se fundó, en 1950, el fútbol profesional. Todavía recuerdo los avatares que tuvo que luchar la dirigencia de aquellos años. El balompié local de dividió en dos grandes bandos: uno que quería la superación profesional, con Emelec, Barcelona, Norte América, Reed Club, Everest, 9 de Octubre y Huancavilca; y el otro grupo, que defendía el amateurismo encabezado, por Dantón Marriott, del Panamá.
Enrique Baquerizo, presidente de Emelec, con los dirigentes de los clubes mencionados se reunieron en la sede del club azul y se separaron del ente provincial, formando la Asociación de Fútbol del Guayas. En 1951 se jugó el primer campeonato no amateur provincial, cuyo ganador fue el Río Guayas, que solo cumplió un glorioso año de vida. Pichincha, por su parte, organizó sus torneos locales profesionales desde 1953.
El torneo femenino de la Copa América se lo jugó exclusivamente en ciudades de la Sierra ecuatoriana. Ninguna cuidad costeña se tomó en cuenta. No importa, ya estamos acostumbrados. Por otra parte con la Casa de la Selección se afianza la decisión que solamente se jugará en la Sierra. Y en eso estamos de acuerdo. Analicemos la historia.
En términos generales las eliminatorias mundialistas se jugaban entre grupos de tres participantes, donde se establecían cabezas de serie que históricamente fueron Brasil, Argentina y Uruguay que, además, siempre ganaban sus grupos, salvo excepciones como cuando Perú desplazó a Argentina para el mundial México 1970.
Así, entre tres, poco chance tenían las selecciones menos poderosas futbolísticamente, hasta que se aprobó el nuevo formato de todos contra todos. Para la eliminatoria del Mundial Japón-Corea 2002 se asignó a Quito como sede y se aprovechó la ventaja de la altura, siempre aliada nuestra.
La FIFA y la Conmebol han intentado luchar por impedir aquella ventaja, pero retroceden y así seguirán hasta que se den una de dos circunstancias: o porque se impide por suma de votos jugar en la altura, o porque se descubre algún procedimiento que permita jugar sin desventaja en, por lo pronto, Bolivia, Ecuador y Perú. Entonces allí se podría jugar en la Costa de vez en cuando. Hace pocos días, cuando jugó Ecuador contra Venezuela, hubo la indecisión de jugar en Ibarra y se corría la bola que podría ser en Guayaquil. Ni modo. Se jugó en la capital.
Solo para no perder el hilo del concepto anterior, podría jugarse en la Sierra después de las 16:00 por el campeonato nacional, tal cual lo dispone la FIFA en la eliminatoria, pero por arriba no aceptan esas disposiciones internacionales.
Los equipos del llano hacen jugar a las 14:00 y nos deshidratamos todos. Mientras tanto sigamos con esa desventaja costeña. Es cuestión de votos y más votos. Pese a aquello, estamos acostumbrados. Simplemente es un recordatorio y, mientras tanto, quedemos callados.