Escasez de buses de transporte público hizo que estudiantes se tardaran en llegar a sus planteles.
Durante diez horas el país se paralizó ayer para cumplir con el Censo de Población y Vivienda. A más de la confusión y recelo por ciertas preguntas y de 1.052 personas retenidas por no respetar la inmovilidad o la ley seca, no hubo incidentes mayores.
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El censo empezó la noche del sábado, con los indigentes, y se extenderá hasta el próximo 5 de diciembre en zonas rurales. La jornada de ayer tuvo atraso, más en Guayaquil que en Quito, por problemas registrados en la transportación de los alumnos de colegio que participaron como encuestadores. Ellos no tienen clases hoy.
La autoidentificación como indígena, mestizo, negro... fue la que más tiempo tomó a la gente para responder, dentro de las 71 preguntas planteadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), que anunció que datos preliminares del proceso estarán en febrero.
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En las zonas peligrosas hubo mayor resguardo e incluso la Universidad Católica contrató por su cuenta 250 guardias de seguridad.
Ni bien se cumplió con el censo, las calles vacías comenzaron a retomar su actividad. Pasadas las 17:00 ya circulaban buses de servicio público y abrían grandes comercios.
Faltó transportación
“Tuve que tomar un taxi”, “mi vecino me trajo”, “vine caminando”... Las excusas de estudiantes y profesores que llegaron luego de las 07:30 a diferentes planteles de Guayaquil tuvieron como reclamo común la escasez de transporte público para movilizarse en la mañana, pese a que la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) había informado que los buses circularían hasta las 06:30.
Ese inconveniente, sumado a las demoras de los planteles en organizar a los alumnos en los expresos que los llevarían hacia los sectores a encuestar provocaron que el VII Censo de Población y VI de Vivienda 2010 comenzara con retraso, a las 09:00 en promedio.
Desde temprano, en avenidas como la Perimetral se observaba a estudiantes que debieron abordar camionetas o caminar hasta sus colegios. Ricardo Vásquez, profesor del colegio fiscal Batalla de Tarqui, contó que algunos estudiantes que habitan en Flor de Bastión lo llamaron por teléfono la noche del sábado para advertirle que podrían tener problemas de movilización. “Deben haberse enterado de que las cooperativas de buses no iban a circular temprano”, dijo, mientras Martha Liberio censaba a una moradora en Urdesa.
Los hermanos Stalin y Alexis Vera caminaron unas 30 cuadras, desde el sector del Trinipuerto hasta el colegio Santidad de Dios, en la vía Perimetral. “Los carros pasaban llenos, a algunos los llevaban en las camionetas de la Policía, pero no se abastecía”, comentó uno de ellos. En cambio, Carlos Chila, del colegio Gallegos Lara, no logró avanzar hasta su plantel, donde debía recogerlo un bus para llevarlo a la urbanización Puerto Azul a censar.
Sentado en una esquina de la Perimetral pensaba qué hacer para trasladarse hasta las calles 48 y Portete, donde está su colegio. “Tenían que haber sacado carros de la Armada. A las 06:30 esto era una locura, había jóvenes que tenían que ir al colegio Illingworth en el norte, no sabían qué hacer”, criticó Luz Anguieta, moradora de la isla Trinitaria.
En el colegio Dolores Sucre, donde el reparto de material censal se completó cerca de las 08:00, las alumnas recibieron instrucciones sobre su seguridad: “Si reciben llamadas a sus celulares, absténganse de contestar”, se les recalcaba, aunque también recibieron los números de profesores y de los miembros de la CTG que las escoltaron en la jornada. “Llámenlos si tienen alguna emergencia o si se sienten inseguras en alguna casa”, se les dijo.
En general, Guayaquil era una “ciudad fantasma”, comentaban guardias de establecimientos comerciales y estudiantes para describir lo desoladas que lucían sus principales calles y avenidas. El silencio solo era interrumpido por el sonido de algún televisor, radio o licuadora encendida y por los ladridos de mascotas.
Pero no en todos los barrios se respetó el decreto de inmovilidad, que obligaba a las personas a mantenerse dentro de sus casas. En ciudadelas como Sauces y Las Orquídeas se observaba a algunas personas paseando a sus perros, andando en bicicleta, lavando sus carros, pintando fachadas, y en sectores del sur de la urbe, hasta juegos de fútbol y voleibol callejeros, sin que militares o policías les pidieran mostrar los salvoconductos.
Durante el desarrollo del censo no se reportaron problemas, aunque hubo estudiantes que se preocuparon por leer el cuestionario completo y asegurarse de que el encuestado entendió, y otros que hicieron a medias las preguntas.
¿Tiene discapacidad?, preguntó una alumna, cuando el cuestionario consulta: ¿Tiene discapacidad permanente por más de un año? Ese error hizo que la jefa de hogar de una vivienda, que estaba recién operada de la rodilla, dijera que sí y, no asistiera a un establecimiento de educación especial.
Más datos: Viviendas
Nadie en casa
En Guayaquil hubo estudiantes que terminaron de censar antes del mediodía. Se toparon con casas en las que, según vecinos, habitan personas que viajaron a sus cantones de nacimiento.
Patrullajes
Vehículos de la Policía, CTG, FF.AA. y del Municipio de Guayaquil patrullaron la urbe.