El jueves pasado, mientras efectuaba unas compras en el Mercado Central, en la puerta que da a la calle 6 de Marzo, a las 10:00, una persona mayor perdió el conocimiento cayendo al suelo. Observaban la escena tres vigilantes de tránsito y dos policías municipales. Los vigilantes, dedicados a la ingrata tarea de pescar choferes para ‘citarlos’. Los municipales, en cambio, ‘bien, gracias’.
Con mi celular marqué el 102, de los bomberos; recibiendo respuesta inmediata, me dijeron que ya enviaban una ambulancia. Eran las 10:23. A las 10:30 volví a llamarlos porque veía que el hombre se ponía delicado. La respuesta fue que la ambulancia ya había sido despachada. En ese momento llegó al lugar. Volví a llamar, pero esta vez para reconocer lo que es justo: hicieron un buen trabajo. Este es el objetivo de esta carta. Los bomberos hicieron bien su trabajo.
Y me siento orgulloso, como guayaquileño, de que nuestro Cuerpo de Bomberos, dentro de sus posibilidades, cumple sus obligaciones. Gracias, señores bomberos.
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José Mario Fabián Marín López,
ingeniero, Guayaquil