Han pasado más de 25 años, yo era un niño. Recuerdo cómo mi padre dejaba Chordeleg para ir a comprar una panga (canoa) para cruzar a la gente de Bahía de Caráquez a San Vicente y viceversa; él fue uno de los pioneros de la Asociación de Pangueros.
Junto a mis hermanos y mi madre íbamos de vacaciones a la Costa, a la playa, a ver a papi; horas y horas de viaje para llegar. Llegamos, y allí estaba la Michel Ángelo de color celeste, nueva, con capacidad para 25 personas, bandera del Ecuador en la parte más alta. Mi padre, un marinero, tanto amaba a mi madre que aguantó el frío andino varios años, pero al final pudo más el llamado de las olas, y gracias a un préstamo del Banco de Fomento financió un sueño: ser capitán de su barco.
Publicidad
Michel Ángelo se llamaba la panga en honor a su hijo más pequeño, Miguel Ángel. Hoy lloro mientras escribo esta historia, porque he vuelto a recordar episodios junto a mi padre en el cruce de Bahía-San Vicente. Él disfrutó de su panga poco tiempo porque un infarto nos dejó huérfanos; se vendió la panga y lo enterramos en San Vicente; yo tenía 13 años.
Hace mucho tiempo escuché a los pangueros, cuando yo era niño, que iban a construir el puente; mientras tanto, había que usar pangas, botes grandes, gabarra. El 3 de noviembre del 2010 escuché por radio al presidente Rafael Correa inaugurar el viaducto Los Caras, que une a los mencionados pueblos; lo felicito por hacer una obra colosal a favor de nuestra patria, no podía quedarme callado, es un triunfo para todos, a pesar de la oposición que tengo a varias de sus políticas.
Publicidad
La próxima vez que yo vaya a San Vicente podré llegar rápido a visitar y limpiar la tumba de mi padre y, como siempre, conversarle a él y contarle algunas cosas nuevas; la inauguración del puente será una de estas.
William Murillo Vera,
Cuenca