Con justa razón, las personas que trabajan en turismo en los principales balnearios marinos de Guayas y de la península de Santa Elena claman por la visita de turistas, especialmente en época de verano; lo cual fue acogido por las autoridades del Gobierno central, y se decretó un feriado largo que los benefició, pero resulta incongruente que ese esfuerzo a favor de la empresa turística repercuta continuamente, a través de los años, en la salud y el bolsillo de los turistas que van a los balnearios para encontrar un lugar de placer, sosiego, y hallan un escenario de tormento por las enfermedades que adquieren.
En el último feriado por el Día de los Difuntos, niños y adultos sufrieron una especie de virus que los ha afectado en su tracto intestinal con fiebres, náuseas, etcétera; debido a la situación de insalubridad que encontraron en ciertos lugares de nuestros balnearios y no es debidamente atendida por las autoridades de salud y los municipios de esas localidades.
De un simple paseo por calles de balnearios se pudo observar cerros de basura acumulada, cadáveres de animales, solares abandonados sin cercas y que son basureros, tanques de basura echando humo porque alguien les prendió fuego, calles polvorientas que no están pavimentadas, etcétera. Es decir, focos de infecciones latentes. ¿Y las autoridades?, nada, bien, gracias.
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Desconozco si hay un efectivo control sanitario a los distintos establecimientos de comida, en los que los turistas ingieren alimentos, pero es imprescindible que las autoridades atiendan este asunto de manera inmediata ya que se avecinan otras festividades, Navidad, fin de año y el inicio de la temporada invernal; y no es justo que quienes viajan a conseguir bienestar y esparcimiento pasen siempre un calvario por las anomalías antes señaladas.
Carlos Lamboglia Falconí,
doctor, Guayaquil