Los alcaldes de la provincia del Guayas han tomado la acertada decisión de asumir el control del tránsito. Ya era hora, porque el pueblo de esta provincia se pronunció por la autonomía pero es poco lo que se ha hecho para avanzar en esa dirección.
Pero hay un obstáculo. El viejo organismo encargado de esa tarea, la Comisión de Tránsito del Guayas, está envuelto en una crisis crónica. La Revolución Ciudadana prometió que el problema se resolvería cuando el Gobierno asumiese el control, contrariando la opinión de los guayasenses, pero fue un experimento fallido puesto que el diagnóstico no ha cambiado en absoluto e incluso se ha agravado.
En 1992, cuando el ex alcalde León Febres-Cordero encontró un Municipio destruido, lo clausuró para reemplazarlo por un nuevo Cabildo. Algo similar debe hacerse ahora con la CTG.